Julieth Johana Álvarez Mejía, la víctima de este caso de feminicidio que conmocionó a Bucaramanga, era una trabajadora sexual que en la noche del 14 de enero, fue interceptada por Edwin Yesid Medina Ardila, quien en ese momento le solicitó un servicio de compañía.
El acuerdo se hizo en las calles del centro de la capital santandereana, donde el hombre la invitó a su apartamento ubicado en la calle 36 con carrera 22.
Allí, según las investigaciones llevadas a cabo por la Fiscalía y de acuerdo con el relato recogido por los medios de comunicación locales, se produjo una acalorada discusión por el pago que se había acordado por horas de placer.
Medina Ardila, un expolicía que fue despedido del cuerpo público hace 10 años por problemas psicológicos y adicciones a sustancias alucinógenas, la asesinó vilmente, la retuvo ante sus ojos durante horas y luego, en forma de feto, la embutió en una maleta gris que, con la ayuda de un amigo, fue desechada en un contenedor cerca de donde ocurrió todo.
Y sí, aunque parezca incierto, el exfuncionario policial, de apenas 33 años, confesó a las autoridades que decidió asfixiar a la joven por no tener con qué pagar sus servicios.
Hay un segundo hombre… ¿cómplice o… quién sabe?
Las investigaciones de las autoridades policiales condujeron a una cámara de seguridad que captó el momento preciso en que el asesino confeso transportaba el cuerpo sin vida al vertedero, pero no estaba solo, sino en compañía de otro. ¿Pero, quién era?
Hasta el momento se presume que es un conocido del asesino, quien luego de cometer el crimen y esconder el cadáver Julieth Johana, lo contactó para que lo ayudara a bajarlo del edificio y arrojarlo en sus cercanías.
Este último, plenamente identificado porque su rostro fue captado por las cámaras, negó a las autoridades que supiera, en primer lugar, todo lo que había sucedido dentro del apartamento y, en segundo lugar, lo que había dentro del maletín.
35 años de cárcel: Así se decidió la condena por feminicidio agravado
Por este hecho, y tras respaldar las sólidas evidencias expuestas ante la Fiscalía, un juez sentenció a Medina Ardila a 35 años de prisión por su responsabilidad en el delito de feminicidio agravado.
Este personaje fue procesado inicialmente por homicidio agravado, pero tras el nuevo material probatorio recogido por la fiscalía, como los dictámenes que se obtuvieron en el examen de necropsia que mostraron la violencia sexual a la que fue expuesta la víctima, se le imputó el cargo de feminicidio, que terminó aceptando.
