En la actualidad estas afectaciones se han agudizado progresivamente, alimentadas de conflictos que van más allá de la infantil cosmovisión de los niños y niñas, quienes en medio de su inocencia mantienen una débil y amable sonrisa.
Acciones intransigentes como el fenómeno del conflicto armado o el éxodo de miles de migrantes son parte la problemática, a esto se anexa condiciones adversas que, preocupantemente vivimos en esta época, como la pandemia por Covid–19 y las afectaciones medioambientales desencadenadas por siglos de despreocupación.
Es urgente que se generen cambios reales alejados de la demagogia y el paternalismo que usualmente acompañan las buenas obras de los gobernantes de turno. Los niños y niñas que habitan nuestro país necesitan de manera urgente que sus derechos, necesidades y futuro sean prioridad para todos nosotros.
Por consiguiente, debería ser requisito indispensable e ineludible que las políticas públicas enfaticen prioritariamente la atención multifacética para los infantes que se encuentren en el territorio de Colombia, independientemente de su nacionalidad o ubicación geográfica dentro del país porqué sus derechos son prioridad.



