Las vacaciones en Santa Marta de una familia bumanguesa tomaron un giro inesperado después de que una tragedia golpeara a sus seres queridos. Stefania, una niña de 10 años, perdió la vida a causa de una encefalitis, un mal detectado un mes después de su deceso.
Todo comenzó durante su estancia en Santa Marta, donde la menor comenzó a experimentar dolor en uno de sus oídos, seguido de vómitos y fiebre. Inicialmente, los síntomas fueron tratados como una simple otitis, según relató su madre, Tatiana González.
A pesar de ser una niña con mucha energía, Stefania empezó a quedarse más tiempo en cama, le molestaba la luz y necesitaba ayuda incluso para ducharse. La situación empeoró cuando la niña sufrió convulsiones en el baño, llevando a su pronta hospitalización. Durante 24 días, Stefania luchó en un centro asistencial, pero finalmente se declaró con muerte cerebral. Dos días después, su vida llegó a su fin.
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El Instituto Nacional de Salud intervino en el caso
En un principio, se creyó que una meningitis fue la culpable de la muerte de la menor. Sin embargo, el Instituto Nacional de Salud (INS) se involucró en el caso, concluyendo que la verdadera causa fue una encefalitis, una inflamación del cerebro.
La familia, devastada por la pérdida, no se quedó de brazos cruzados. El abuelo de Stefania escribió una carta al hotel donde se alojaron, instando a la mejora de los estándares de seguridad para prevenir casos similares en el futuro. En respuesta, las directivas del hotel se comprometieron a fortalecer sus medidas de seguridad.
Según los expertos, la niña contrajo una infección en Santa Marta que gradualmente afectó su cerebro, desencadenando incluso convulsiones. La tragedia ha dejado a la familia en busca de respuestas y generó un llamado urgente a la vigilancia sanitaria en destinos turísticos para evitar situaciones similares.
El caso de Stefania es un recordatorio angustiante de la importancia de la pronta identificación y tratamiento de enfermedades graves, así como la necesidad de garantizar altos estándares de seguridad en entornos turísticos para prevenir futuras desgracias como la que ahora enluta a esta familia bumanguesa.
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Fuente: El Heraldo




