Lo que comenzó como una simple moda para Daniela Pérez, una joven ibaguereña de 22 años, terminó convirtiéndose en un verdadero infierno. Desde 2019, sufre las consecuencias de un mal procedimiento al ponerse un piercing en la oreja, que le provocó un queloide que no deja de crecer y que, según ella, fue mal tratado por médicos irresponsables. «Me practicaron una primera cirugía pero fue mal realizada y no cortaron el problema de raíz», denunció Daniela, quien entre lágrimas pide ayuda.
Pésimo sistema de salud
Daniela asegura que, aunque le dieron una orden de cirugía plástica desde el pasado 13 de enero de 2025, dos meses y medio después no le han hecho absolutamente nada. La Clínica Avidanti y la Secretaría de Salud, tanto municipal como departamental, brillan por su ausencia mientras la joven sufre dolores insoportables en la oreja, cabeza y rostro. “Cada día me crece más el queloide y el dolor es insoportable”, afirma con desesperación.
Más allá del daño físico, Daniela también carga con el peso emocional y psicológico. Gente sin corazón la mira mal por su apariencia, y las críticas de desconocidos la hacen llorar. Ella exige que las autoridades de salud le presten atención ya, y que se garantice el acceso a un tratamiento digno. Además, lanza una advertencia a quienes buscan hacerse piercings, pues asegura que hay que tener cuidado con los lugares donde se hacen este tipo de intervenciones estéticas, que sean lugares certificados, aseados y con pleno conocimiento.




