El 15 de abril de 2025, un trágico naufragio sacudió a la República Democrática del Congo cuando un barco de pasajeros se incendió y posteriormente se hundió en el río Congo, dejando al menos 148 personas fallecidas. La embarcación, que se dirigía desde la ciudad de Kisangani hacia el oeste del país, transportaba a más de 300 personas, muchas de ellas sin chalecos salvavidas y en condiciones de hacinamiento. Las autoridades locales informaron que el fuego se inició en el motor del barco, lo que generó pánico entre los pasajeros y dificultó las labores de evacuación.
Además de las víctimas fatales, más de 100 personas continúan desaparecidas, lo que ha generado alarma entre las familias de los viajeros y en la comunidad internacional. Equipos de rescate, acompañados por voluntarios, continúan las labores de búsqueda en medio de condiciones climáticas adversas y con recursos limitados. El gobierno ha declarado tres días de duelo nacional y ha prometido una investigación exhaustiva para determinar las causas exactas del siniestro y posibles responsabilidades.
Este accidente se suma a una larga lista de tragedias similares en la región, donde el uso de embarcaciones sobrecargadas y con pocas medidas de seguridad es una práctica común debido a la falta de infraestructura vial. Organizaciones humanitarias han reiterado su llamado a las autoridades para que mejoren la regulación del transporte fluvial y garanticen la seguridad de los pasajeros. Mientras tanto, la población congoleña enfrenta una vez más el dolor de una catástrofe evitable en medio de profundas carencias estructurales.




