Conmocionados se encuentran los habitantes del municipio de Ricaurte luego de que se diera a conocer acerca del fallecimiento de un joven identificado como Yeiner Olimpo Marín Urbano, oriundo de esta localidad. Se presume que el cuerpo de esta persona fue hallado junto al de otros dos hombres identificados como Jholver Oliveros Cuellar, de Cali y Luis Fernando Morales Botina de Mocoa, en zona rural del municipio del Valle del Guamuez en el departamento del Putumayo.
Los hechos según versiones extraoficiales se registraron en horas de la noche, momento en el cual estos jóvenes fueron encontrados por sus residentes en la vía que de la vereda El Rosal, conduce al casco urbano del municipio. Al parecer tenían signos de tortura y varias heridas de bala en la cabeza y en el torso, no obstante, serán las autoridades las encargadas de corroborar esta información ya que por el momento no ha habido un pronunciamiento oficial. Es de recalcar que aparentemente los jóvenes fueron hallados con prendas oscuras y botas de caucho.
Teniendo en cuenta lo anterior fue necesaria la presencia de las autoridades judiciales quienes se encargaron de llevar a cabo el levantamiento de los cuerpos sin vida, los cuales fueron trasladados a la morgue de La Dorada San Miguel, con el fin de que alguien los reconociera hasta hace varias horas que haciendo uso de las redes sociales se dio inicio a la búsqueda de los familiares de los occisos tras haber sido identificados para que se dirigieran hasta el lugar a reclamarlos.
Las autoridades se encuentran adelantando las investigaciones de esta masacre con el fin de dar con la individualización y localización de los responsables de haber acabado con la vida de los tres jóvenes, entre los cuales se hallaba el nariñense oriundo del municipio de Ricaurte, Yeiner Marín.
Esta sería la masacre número 62 registrada en Colombia a lo largo del 2024 la cual fue rechazada categóricamente por Indepaz, entidad que a través de sus redes sociales expresó: “por su parte, la Defensoría del Pueblo ha emitido la AT 022/22 en la cual señala que es motivo de especial preocupación en este escenario inestable de coexistencia, la imposición de mecanismos de control de la vida social y comunitaria que pueden estar ejerciendo estas agrupaciones y que, en un eventual cambio de estas articulaciones entre agrupaciones, la población civil termine siendo objeto de señalamientos y violencia en su contra”.




