El senador colombiano y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay falleció este lunes 11 de agosto de 2025, tras dos meses de lucha por su vida, luego de haber sido víctima de un atentado sicarial el pasado 7 de junio en Bogotá. El ataque ocurrió durante un mitin político en el parque El Golfito, en el barrio Modelia de la localidad de Fontibón, cuando un sicario menor de edad le disparó dos veces en la cabeza y una vez en la pierna izquierda. Uribe Turbay fue internado de urgencia en la Fundación Santa Fe, donde se sometió a varias cirugías y permaneció en estado crítico hasta su fallecimiento, causado por complicaciones derivadas del atentado, incluyendo una hemorragia cerebral.
El político, de 39 años y militante del partido Centro Democrático, era uno de los principales aspirantes a la candidatura presidencial para las elecciones de 2026, en las que buscaba representar a la derecha tradicional colombiana. Su figura se había convertido en un símbolo de renovación generacional dentro del uribismo. La Fiscalía anunció la captura de seis sospechosos relacionados con el atentado, entre ellos un joven de 15 años detenido inmediatamente tras el ataque. Las autoridades investigan la posible responsabilidad de una disidencia de las extintas FARC como autores intelectuales.
El atentado y la muerte de Uribe Turbay conmocionan a Colombia, reavivando temores de un retorno a la violencia política que marcó al país en las décadas de los años 80 y 90, cuando fueron asesinados varios candidatos presidenciales. La repercusión del magnicidio ha generado una amplia y variada ola de reacciones a nivel nacional e internacional.
En Colombia, el expresidente y líder del Centro Democrático, Álvaro Uribe Vélez, expresó su dolor señalando que “El mal todo lo destruye, mataron la esperanza”. Líderes de partidos políticos, organizaciones de derechos humanos y ciudadanos han pedido un clima de respeto y diálogo para evitar más actos violentos contra actores políticos.
En el ámbito internacional, figuras como el presidente de Chile Gabriel Boric, el presidente de Ecuador Daniel Noboa, y la dirigente venezolana María Corina Machado manifestaron su condena al ataque. Desde Estados Unidos, el secretario de Estado Marco Rubio instó al gobierno colombiano a moderar su discurso político y reforzar la seguridad de sus funcionarios públicos, mientras que congresistas estadounidenses pidieron que los responsables sean procesados judicialmente. La Unión Europea y gobiernos de países como México y Venezuela también se pronunciaron enérgicamente rechazando el atentado como una grave amenaza para la democracia en Colombia.
El mundo cultural colombiano igualmente se unió a la condena del acto violento, con reconocidos artistas como Juanes, Adriana Lucía y la banda Morat llamando a la reflexión y la concordia. “El atentado a Miguel Uribe es un atentado a Colombia, a la democracia”, expresó Adriana Lucía en redes sociales.
Miguel Uribe Turbay pertenecía a una familia con profundas raíces políticas y sufrió desde joven la sombra de la violencia política en Colombia. Su madre, Diana Turbay, fue secuestrada y asesinada por el cartel de Medellín en 1991.
El magnicidio de uno de los aspirantes presidenciales favoritos para 2026 genera un hondo pesar y pone en alerta la exigencia de garantías para una contienda electoral pacífica y segura en Colombia.



