El expresidente de Perú, Alberto Fujimori, ha fallecido este miércoles a los 86 años en su residencia de Lima, tras una prolongada lucha contra el cáncer, según ha confirmado su hija y heredera política, Keiko Fujimori.
Después de una larga batalla contra el cáncer, nuestro padre, Alberto Fujimori acaba de partir al encuentro del Señor. Pedimos a quienes lo apreciaron nos acompañen con una oración por el eterno descanso de su alma.
— Keiko Fujimori (@KeikoFujimori) September 11, 2024
Gracias por tanto papá!
Keiko, Hiro, Sachie y Kenji Fujimori.
Fujimori irrumpió en la política en 1990 para dividir a la sociedad peruana. Su mandato, se extendió hasta el año 2000 y es recordado tanto por su mano dura contra el terrorismo y la inflación como por las graves violaciones de derechos humanos y corrupción que marcaron su gobierno.
El 5 de abril de 1992, Fujimori dio un golpe de Estado que le permitió asumir todos los poderes del Estado, cerrando el Congreso y interviniendo el Poder Judicial. Bajo presión internacional, convocó a un Congreso Constituyente que promulgó una nueva Constitución en 1993, aún vigente.
Su mandato también estuvo marcado por la corrupción, encabezada por su asesor Vladimiro Montesinos, y por violaciones de derechos humanos. En septiembre de 2000, la difusión de un vídeo en el que Montesinos entregaba dinero a un congresista opositor llevó a Fujimori a anunciar nuevas elecciones y a renunciar a la presidencia desde Japón mediante un fax.
Fujimori regresó a Perú en 2007 después de ser extraditado desde Chile y cumplió su condena en una prisión adaptada exclusivamente para él, que sus opositores consideraban una «cárcel dorada». Durante sus últimos años, enfrentó numerosos problemas de salud, incluyendo un tumor maligno detectado en mayo pasado.

La figura de Fujimori sigue siendo polémica, también afectando a sus hijos: Keiko, tres veces candidata presidencial, y Kenji, exlegislador condenado por tráfico de influencias. En diciembre pasado, el Tribunal Constitucional ordenó su liberación, desafiando las órdenes de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, mostrando la influencia que mantuvo hasta su último minuto.

															


