En las montañas verdes del sur de Colombia, un grupo de mujeres nariñenses está demostrando que el campo también puede ser sinónimo de innovación y esperanza. A través del cultivo de arándanos orgánicos, ellas han convertido terrenos antes destinados al pasto o al maíz en espacios productivos que hoy representan una fuente de ingresos y desarrollo sostenible para sus comunidades.
El proyecto, que inició con apenas diez participantes en el municipio de Yacuanquer, hoy reúne a más de cincuenta mujeres rurales, quienes cultivan y comercializan arándanos bajo estándares de calidad internacional. Gracias a la asesoría técnica de asociaciones agrícolas y al apoyo de programas de emprendimiento femenino, han logrado posicionar su producto en ferias regionales y abrir puertas hacia el mercado nacional.
