La violencia de género vuelve a estremecer al país con el feminicidio de Yesica Paola Chávez, una mujer chaparraluna que luchaba por sacar adelante a sus dos hijos en la ciudad de Bogotá. El pasado 23 de abril, en horas de la mañana, fue brutalmente asesinada por su expareja, el subintendente de la Policía Nacional Andrés Julián Mesa, quien ingresó al establecimiento donde ella trabajaba y la atacó sin piedad. Este nuevo caso reaviva el dolor colectivo frente a una problemática que no da tregua.
Yesica era una madre dedicada y una profesional emprendedora. Había logrado montar su propio negocio en el barrio Quintas del Sur, en Ciudad Bolívar, donde atendía con esmero a sus clientas en un spa de uñas. Atrás había dejado una relación marcada por los abusos, amenazas y agresiones del uniformado con quien había compartido una etapa de su vida. Sus familiares relataron que Yesica decidió alejarse en busca de tranquilidad y seguridad para ella y sus hijos, decisión que lamentablemente le costó la vida.
El subintendente Andrés Julián Mesa, quien prestaba servicio en la estación de Policía de Puente Aranda, llegó armado al lugar de trabajo de Yesica y le disparó frente a una clienta que presenció la escena. Luego, el agresor se quitó la vida. Las autoridades confirmaron los hechos y el impacto emocional que generó esta tragedia ha sido profundo tanto en Bogotá como en el municipio de Chaparral, Tolima, donde residía la familia de la víctima.
En respuesta a este crimen, la comunidad chaparraluna se ha unido en actos simbólicos de rechazo. En el Parque de Los Presidentes se prepara una velatón para honrar la memoria de Yesica y exigir justicia por su muerte. La Alcaldía de Chaparral también ha manifestado su respaldo al homenaje, sumándose al clamor de cientos de personas que piden que estos actos violentos no queden impunes y que se refuercen las medidas para proteger la vida de las mujeres en el país.




