Maria Camila Salazar, una joven madre de 25 años, fue asesinada en el barrio Terrón Colorado de Cali. El hecho ocurrió cerca del sector conocido como el Cali Uno, en inmediaciones de la estación de Policía. Según los primeros reportes, Maria Camila fue atacada con arma blanca y, aunque fue trasladada con heridas graves a un centro asistencial, no logró sobrevivir. Su muerte ha causado conmoción entre sus familiares, amigos y miembros de la comunidad, quienes la recuerdan como una mujer fuerte, alegre y luchadora. “Camí, vuela alto. Siempre te recordaré”, escribió una de sus allegadas, reflejando el dolor que ha dejado su partida.
Testimonios en redes sociales sugieren que Maria Camila habría sido víctima de violencia de pareja en días recientes. Una ciudadana relató que la joven se refugió en un supermercado Ara, llorando y asustada, luego de ser golpeada por un hombre que decía ser su pareja. Gracias a la ayuda de los guardias de seguridad y de otras personas, logró ser trasladada a un puesto de salud, donde se comunicó con la Policía. Aunque después fue vista en mejores condiciones, su historia terminó en tragedia. Su caso revive la urgencia de atender de manera efectiva las denuncias de mujeres en riesgo, antes de que sea demasiado tarde.
Este hecho se suma a una serie de hechos violentos contra mujeres que han sacudido recientemente a Cali y el Valle del Cauca. La ciudad aún no se repone del asesinato de una estudiante de la Universidad del Valle en Palmira, quien fue alcanzada por una bala perdida cuando la expareja de otra joven ingresó armado a la institución y, tras disparar, se suicidó. Días antes, en el centro comercial Palmetto, un hombre atacó con un machete a su excompañera sentimental dentro de un local, causándole heridas graves en el rostro, y luego intentó quitarse la vida. También está el caso de una mujer asesinada con arma blanca en el barrio El Pondaje, durante la celebración del Día de la Madre, presuntamente a manos de su pareja sentimental.
Estos hechos evidencian el preocupante incremento de la violencia basada en género en la región. Cada caso no solo representa una tragedia personal y familiar, sino también un llamado urgente a las autoridades para reforzar las rutas de atención, la prevención efectiva y la protección real para las mujeres en situación de riesgo. La muerte de Maria Camila Salazar no puede ser vista como una más en las estadísticas: fue una vida interrumpida por la violencia machista, y su memoria exige justicia.