El escritor peruano falleció a los 89 años. Su obra, traducida a decenas de idiomas, marcó la historia de la literatura en español. Mario Vargas Llosa, uno de los escritores más influyentes de América Latina y ganador del Premio Nobel de Literatura en 2010, murió el 13 de abril de 2025 en Lima, Perú, a los 89 años. El autor de clásicos como La ciudad y los perros, Conversación en La Catedral, La casa verde y La fiesta del chivo, deja un legado literario inmenso que seguirá inspirando a generaciones.
Aunque su familia no reveló oficialmente la causa de la muerte, su amigo y abogado Enrique Ghersi confirmó que el autor falleció a causa de una neumonía. «Es muy triste. Esta enfermedad fue la que finalmente lo venció», dijo Ghersi al programa Panorama. Los hijos del escritor, Álvaro, Gonzalo y Morgana Vargas Llosa, informaron que el escritor partió rodeado de sus seres queridos y en un ambiente de tranquilidad. Según su voluntad, no se realizará ninguna ceremonia pública y sus restos serán incinerados en privado.
Un legado inmortal
Mario Vargas Llosa fue mucho más que un novelista. A lo largo de su carrera fue también ensayista, dramaturgo y una voz activa en el debate político e ideológico del continente. Su obra se caracteriza por una crítica profunda de los autoritarismos y una defensa del liberalismo, ideas que plasmó en su ensayo La llamada de la tribu (2018).
Su última visita a Colombia fue ese mismo año, durante la Feria Internacional del Libro de Bogotá. Allí presentó ese libro, al que llamó su “autobiografía intelectual”. En esa ocasión, reflexionó sobre su evolución ideológica y la importancia de las bibliotecas como espacios de libertad y descubrimiento: “Sin ellas, mi vida habría sido infinitamente más pobre”, dijo.
Desde su primera visita al país, en 1956 —cuando una escala imprevista lo trajo a Bogotá— hasta su despedida en 2018, Vargas Llosa dejó huella en lectores colombianos, quienes encontraron en su obra una mirada crítica, profunda y siempre vigente sobre América Latina. Su vida, múltiple y fecunda, como la definieron sus hijos, fue una travesía literaria marcada por la pasión por las ideas, las palabras y la libertad.




