Al menos 11 personas fallecieron y otras 10 se encuentran en unidades de cuidados intensivos tras consumir un cóctel alcohólico adulterado denominado “cochoco” en Barranquilla, Colombia. La bebida fue supuestamente elaborada con mezclas de etanol, metanol y otros componentes tóxicos, siendo distribuida de forma clandestina a personas en situación de vulnerabilidad. Autoridades sanitarias y forenses confirmaron presencia de metanol en los análisis toxicológicos de los afectados.
El incidente ha movilizado a las autoridades locales, que han iniciado investigaciones sobre quiénes fabricaron y comercializaron el licor adulterado, así como posibles rutas de distribución. Brigadier General Edwin Urrego y la secretaria de Salud Stephanie Araújo han llamado la atención pública sobre la gravedad del suceso, adviertiendo que podría haber más víctimas afectadas que aún no han sido identificadas.
Este hecho reaviva el problema estructural del consumo de alcohol ilícito en Colombia, una práctica que afecta con frecuencia a los sectores más pobres. Reclama una respuesta integral: vigilancia más estricta, educación en salud pública, acciones preventivas y mejoras en el control de sustancias peligrosas. Para los afectados y sus familias, el duelo y la búsqueda de justicia serán pasos indispensables en el camino de la reparación.




