El universo del entretenimiento deportivo y millones de fanáticos alrededor del planeta recibieron con consternación la noticia del fallecimiento de Hulk Hogan, uno de los rostros más emblemáticos de la lucha libre profesional y figura central en la historia de la WWE. Según reportes de medios estadounidenses como TMZ y ESPN, el legendario luchador, cuyo nombre real era Terry Gene Bollea, murió en la madrugada del jueves 24 de julio en su casa de Clearwater, Florida, tras sufrir un paro cardíaco. Aunque los servicios de emergencia acudieron de inmediato y Hogan fue trasladado en camilla a una ambulancia, los esfuerzos por reanimarlo no tuvieron éxito.
Hogan, nacido el 11 de agosto de 1953 en Augusta, Georgia, se convirtió en un fenómeno global durante las décadas de 1980 y 1990, cuando su personaje de “The Hulkster”, con sus míticas bandanas, músculos y frases como “Entrena, reza y come tus vitaminas”, conquistó a audiencias de todo el mundo. Su combate contra André the Giant en WrestleMania III sigue siendo recordado como uno de los momentos estelares de la industria. Con su carisma, fuerza escénica y capacidad para conectar con el público, Hogan no solo elevó el perfil de la WWE, sino que también transformó la lucha libre en un espectáculo de masas, sentando las bases para la era moderna del entretenimiento deportivo.
A lo largo de su carrera, Hogan acumuló batallas tanto dentro como fuera del ring. Sufrió numerosas lesiones y se sometió a más de 25 cirugías, principalmente en la espalda, las rodillas y las caderas, consecuencia de los años de exigencia física en el cuadrilátero. En los últimos meses, circuló información sobre su delicado estado de salud, aunque tanto su familia como sus representantes habían negado versiones alarmistas y aseguraban que se recuperaba satisfactoriamente de una intervención en el cuello. Sin embargo, la mañana de este jueves, el destino del “Hulkster” se selló en su hogar, dejando un vacío en el corazón de la comunidad del wrestling y la cultura pop.
Más allá de su trayectoria deportiva, Hulk Hogan trascendió el ring para convertirse en una figura de la cultura popular estadounidense. Protagonizó películas, series de televisión y fue un habitual en programas de entrevistas. Su imagen se asoció a valores como la determinación, el patriotismo y el sueño americano, aunque también enfrentó polémicas, como su salida temporal de la WWE tras la filtración de comentarios racistas en 2015. A pesar de los altibajos, su legado permanece intacto: es considerado uno de los luchadores más influyentes de todos los tiempos y un referente para las generaciones que crecieron viendo sus combates.
En sus últimos años, Hulk Hogan se mantuvo activo no solo como embajador de la WWE, sino también en la vida pública estadounidense. Fue un declarado seguidor del Partido Republicano y un firme partidario del expresidente Donald Trump, a quien respaldó públicamente en varias campañas electorales. Hogan participó en mítines políticos, apareció en eventos del GOP y utilizó su imagen para apoyar causas conservadoras, reflejando una faceta menos conocida, pero igualmente determinante, de su figura pública. Su activismo político, sumado a su legado deportivo, lo consolidó como una personalidad multifacética, cuyo impacto trasciende el entretenimiento y se inserta en el debate cultural y social de Estados Unidos.




