Motorrateros armados han sembrado el miedo en varios sectores de Duitama. Jóvenes, niños y adultos mayores han sido atacados. La comunidad exige justicia y capturas inmediatas.
Delincuencia sin freno en las calles de Duitama
La inseguridad volvió a estallar en Duitama. Esta vez, las víctimas no fueron comerciantes ni conductores de vehículos de carga: fueron menores de edad, niños y adolescentes que solo caminaban de regreso a casa después de jugar fútbol en su barrio. Y lo peor, no fueron los únicos.
El pasado fin de semana, dos jóvenes, de 17 y 14 años, caminaban por el barrio Rincón del Cargua, luego de salir de las canchas de Cerropino. De repente, dos hombres en motocicleta los embistieron, les sacaron una pistola y bajo amenaza les robaron sus maletas y pertenencias.
Minutos después, otra denuncia llegó desde ese mismo sector: una mujer que caminaba con una niña fue atacada bajo el mismo modus operandi. Los moto-rateros usaron arma de fuego, las intimidaron y las despojaron de sus objetos personales.
Armas de fuego y total impunidad
La situación se repitió días antes, en inmediaciones del centro comercial Innovo Plaza, donde cuatro jóvenes fueron abordados por hombres armados que también se movilizaban en motocicleta. El arma fue el factor común, y la intimidación dejó claro que los criminales actúan con total descaro y sin temor a la ley.
La comunidad ya sospecha que estos hechos no son aislados. Las autoridades adelantan investigaciones para determinar si se trata de una banda criminal dedicada al atraco con moto y arma de fuego, una modalidad que se ha vuelto recurrente en varios barrios de la ciudad.
Lo que dice la ley: esto es un delito grave
El Código Penal Colombiano sanciona con severidad el hurto calificado y agravado, especialmente cuando se utilizan armas de fuego o se comete el hecho contra menores o adultos mayores.
De acuerdo con el Artículo 240 del Código Penal, el hurto agravado por el uso de arma de fuego y la condición de vulnerabilidad de la víctima puede llevar penas entre 6 y 15 años de prisión. Además, si se comprueba que los delincuentes actuaron en concierto, podría aplicarse el Artículo 340 (concierto para delinquir), que también agrava las penas.
Estos no son simples «atracos». Son delitos graves con implicaciones penales reales.
¿A quién protegen las motos?
Duitama enfrenta una ola de criminalidad sobre dos ruedas. Las motocicletas, utilizadas para trabajar y movilizarse, también se han convertido en herramienta de delincuentes. Es común ver a los ladrones usando cascos oscuros, escapar por rutas periféricas y evadir a las autoridades con facilidad.
La pregunta es: ¿hasta cuándo las motos seguirán siendo aliadas del delito?
Y más importante aún: ¿cuándo se pondrá freno real a esta situación que golpea a niños, jóvenes y familias trabajadoras?
La comunidad: entre el miedo y el coraje
Frente a esta ola delictiva, la comunidad exige acciones concretas. No solo presencia policial, sino capturas reales, procesos judiciales que no terminen en libertad y estrategias que eviten que estos hechos se conviertan en rutina diaria.
Desde los barrios afectados, los ciudadanos claman por justicia: “Si a los ladrones no les tiembla la mano para sacar un arma, a los duitamenses no puede temblarnos la voz para denunciarlos”.
Denunciar: el paso que permite actuar
Las autoridades han insistido en la importancia de denunciar formalmente. Si bien las redes sociales visibilizan los casos, solo las denuncias legales permiten capturas, estadísticas reales y operativos enfocados.
Denunciar no garantiza resultados inmediatos, pero no hacerlo asegura la impunidad. Duitama no puede quedarse callada.




