En el Mundial Sub-20 se vivió un hecho histórico: por primera vez se mostró la tarjeta verde durante un encuentro oficial de la FIFA. Este nuevo recurso fue introducido como parte de un plan piloto que busca modernizar el arbitraje y otorgar a los entrenadores la posibilidad de solicitar revisiones directas de jugadas polémicas.
La dinámica es clara: cada equipo tiene derecho a utilizar la tarjeta verde en dos ocasiones por partido. Al mostrarla, el entrenador solicita al árbitro central que se apoye en el sistema de video para revisar acciones determinantes, como goles, penales, tarjetas rojas directas o confusiones de identidad.
Durante el debut de esta medida, un técnico la usó para pedir la revisión de un posible penal, aunque la jugada no prosperó. Más tarde, otro estratega también la empleó y logró que se anulara un gol rival por fuera de juego. Esto confirmó que el sistema no solo funciona, sino que también puede ser decisivo en el resultado de un partido.
El objetivo de la tarjeta verde es hacer del VAR una herramienta más flexible y asequible, especialmente en torneos juveniles o ligas con menos recursos. Además, busca darle mayor protagonismo a los entrenadores en la toma de decisiones arbitrales.
Las reacciones no se hicieron esperar: mientras algunos celebran que otorga transparencia y equidad, otros advierten que podría generar interrupciones frecuentes si no se regula con firmeza. Lo cierto es que este debut ya marcó un precedente y abre la puerta a que la tarjeta verde se expanda a otros torneos en el futuro.




