La vida de Juan José Florián parece sacada de una película. Cuando era niño, las Farc lo reclutaron y lo obligaron a pasar un año en la selva antes de poder escapar. Luego, persiguiendo su sueño, ingresó al Ejército, pero allí sufrió un atentado que lo dejó con graves secuelas: perdió sus manos, la pierna derecha, la visión de un ojo y parte de la audición.
Tras permanecer en coma durante doce días, enfrentó una dura recuperación. Su cuerpo quedó marcado por amputaciones y quemaduras, pero fue su mente la que más lo atormentó al no aceptar su nueva condición. Durante años, se debatió entre el dolor y la desesperanza, hasta que un día decidió subirse a una bicicleta y encontró allí un nuevo propósito.
El renacer sobre la bicicleta
Ese primer pedaleo cambió su vida para siempre. Florián descubrió que podía sobreponerse a las limitaciones físicas y convertirse en ciclista paralímpico, abriendo un camino de esperanza y resiliencia. Desde 2019 forma parte del equipo de ciclismo paralímpico de Movistar, donde ha cosechado triunfos y ha inspirado a miles de personas con su ejemplo.
El deporte lo conectó con nuevas alegrías, entre ellas su esposa Angie Garcés y sus hijos, quienes representan hoy su mayor orgullo. Su historia no se limita a medallas: su verdadero logro ha sido volver a amar la vida y transmitir a otros que los sueños son el motor que permite superar cualquier obstáculo.
En sus palabras, cada victoria se resume en poder seguir montando bicicleta. Aunque valora sus medallas internacionales, considera que el mayor título es seguir pedaleando, sin rendirse ante el dolor.
Del ciclismo a la pantalla internacional
Su trayectoria llamó la atención de Movistar Plus en España, que decidió rendirle homenaje con un documental que recoge su vida y su mensaje de superación. Florián asegura que su objetivo es que quienes vean la producción comprendan que siempre hay esperanza, aun cuando la vida parece poner límites imposibles.
El deportista invita a transformar la tristeza en fuerza, a encontrar en la pasión un camino de resiliencia y a entender que la actitud es la verdadera herramienta para seguir adelante. Con cada pedalazo, demuestra que el coraje puede convertir una historia de dolor en un ejemplo de inspiración global.




