La tranquilidad de los habitantes del sector rural de La Plata, se vio alterada tras el hallazgo de un cadáver en plena vía que conduce al centro poblado de Belén. El cuerpo, que yacía a un costado de la carretera, fue encontrado por personas que transitaban en las primeras horas del día, a unos 7 kilómetros del casco urbano del municipio.
El hombre no mostraba signos vitales y presentaba evidentes señales de violencia. La escena era impactante: un cuerpo tirado, herido, rodeado de silencio y misterio. Lo único que lo acompañaba era el eco de los pasos nerviosos de quienes, con temor, dieron aviso inmediato a las autoridades.
Moto abandonada
A unos 300 metros del sitio donde se encontró el cuerpo, fue hallada una motocicleta. Todo indica que la víctima se movilizaba en ese vehículo antes de ser agredida. El abandono de la moto refuerza las sospechas de que Edwar Pinzón habría sido interceptado en el camino o incluso obligado a bajarse antes de ser atacado.
La llamada de alerta fue recibida por la central de radio de la Estación de Policía de La Plata, desde donde se intentó coordinar la inspección judicial. Sin embargo, la presencia de grupos armados ilegales en la zona, especialmente las disidencias de las Farc, impidió el desplazamiento de los expertos forenses al lugar del crimen.
Primeras pistas
Ante el riesgo para el personal judicial, fueron funcionarios de una funeraria local quienes tuvieron que encargarse de recuperar el cuerpo y llevarlo hasta el Hospital San Antonio de Padua. Allí, los médicos confirmaron que presentaba varias heridas causadas por arma cortopunzante en distintas partes del cuerpo, lo que refuerza la hipótesis de un crimen violento y premeditado.
Inicialmente, su identificación fue complicada debido a que no portaba documentos. No obstante, gracias a la circulación de fotografías en redes sociales, se logró confirmar que se trataba de Edwar Pinzón, un ciudadano oriundo del municipio de Páez, en el departamento del Cauca. Su familia fue contactada y reconoció el cuerpo.
Investigación en curso
El caso ya está en manos del Cuerpo Técnico de Investigación (CTI), que asumió las labores investigativas para esclarecer los móviles del crimen. Aunque las autoridades no han confirmado hipótesis concretas, se barajan posibilidades que van desde retaliaciones personales hasta presuntos vínculos con el conflicto armado que persiste en la región.
El hecho ha generado conmoción entre los pobladores del occidente del Huila, quienes claman por mayor seguridad en una zona históricamente golpeada por la violencia y el accionar de grupos armados ilegales. La incertidumbre se mantiene, mientras la comunidad espera que este crimen no quede en la impunidad.
