Minería negocios sucios y tragedias.

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La administración falló al enfrentar la extracción ilegal, dejando a los mineros atrapados entre la explotación y el peligro constante.

En Boyacá, el carbón sigue siendo un pilar fundamental de la economía, pero la realidad que enfrenta esta industria es cada vez más compleja y peligrosa. Las minas, muchas de ellas ilegales o funcionando en condiciones irregulares, siguen cobrando un alto precio en términos de vidas humanas. Las muertes de trabajadores en las minas son una tragedia recurrente que no encuentra respuestas efectivas por parte de las autoridades ni de las empresas involucradas. Mientras la Federación de Productores de Carbón y Coque de Boyacá (Fedecarboy), bajo la dirección de Fredy W. Rojas Cruz, intenta consolidar una industria más formal y estructurada, las prácticas ilegales persisten, exponiendo a miles de trabajadores a un riesgo constante.

La reciente reunión de Fedecarboy con los alcaldes de municipios mineros, entre ellos Nobsa, Tasco, Corrales y Paz de Río, resalta una inquietud que va más allá de los intereses empresariales: la minería ilegal continúa siendo una amenaza en el departamento, con consecuencias devastadoras. A pesar de los esfuerzos de Fredy W. Rojas Cruz por posicionar a la federación como un actor clave para la industria, las muertes de trabajadores y la proliferación de empresas que operan fuera del marco legal demuestran que aún queda un largo camino por recorrer. La falta de controles adecuados y la impunidad de quienes operan ilegalmente perpetúan un ciclo de explotación que no solo afecta a los mineros, sino a las comunidades y al medio ambiente.

Fredy W. Rojas Cruz ha dejado claro que su objetivo es fortalecer a la Federación y darle mayor visibilidad al sector, pero la realidad en los territorios mineros muestra que este esfuerzo se ve empañado por la falta de un control efectivo sobre las minas ilegales. Las empresas que operan sin licencia, sin medidas de seguridad y sin respeto por los derechos laborales siguen proliferando, mientras que los mineros continúan arriesgando sus vidas en condiciones precarias. En este contexto, la voz de Fedecarboy es clave, pero también es necesario que las autoridades nacionales y locales asuman su responsabilidad en la protección de los trabajadores y en la erradicación de las prácticas ilegales.

El panorama en Boyacá es un reflejo de una industria que, a pesar de los esfuerzos de actores como Fredy W. Rojas Cruz, sigue atrapada en un ciclo de ilegalidad, explotación y muertes. Las autoridades deben actuar con firmeza para garantizar que las vidas de los trabajadores no sigan siendo sacrificadas por el lucro de unos pocos. La minería en Boyacá tiene el potencial de ser una industria moderna y responsable, pero para eso es esencial que se acabe con la minería ilegal y se proteja a los trabajadores, tal como lo exige la Federación bajo el liderazgo de Rojas.


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