Abdo Obed, Ciricundino, Waldistrudis, Yihed Munir, Tembay, Malcom, Ahinoah, Albeny, Leofimar, Rudecindo, Gieseke, Contuntunor, Temilda, Jaila y Orika son apenas unos pocos de los nombres raros que se encuentran en el XXVI Festival de Música del Pacífico Petronio Álvarez, que realiza la Alcaldía de Cali en la Unidad Deportiva Alberto Galindo.
¿Cuál era tu nombre? Y, ¿por qué no sabes ahora cuál era tu nombre entonces? ¿Adónde fue a parar? ¿Quién se lo llevó? ¿Y cómo lo cogió?… decía el líder negro Malcolm X, quien renegó del apellido de su padre porque los esclavistas lo habían impuesto a sus antepasados.
Y aunque ese cuestionamiento no era punto de discusión en la Ciudadela del Petronio, muchos alardeaban de tener nombres únicos, exclusivos, rimbombantes y sonoros, así no supieran su significado.
Algunos -divagando- decían que eran porque sus ancestros eran africanos, como Kunta Kinte; otros, que americanos, como Jessi Owens; europeos, como Eduardo de Woodstock y hasta latinoamericanos, donde era común bautizar a Ashanti, cuyo significado es ‘la que viene de la costa de oro; Alika, que significa la más hermosa’´; Johari, ‘joya preciosa’; Kenya, ‘la que viene de la montaña luminosa’; Nadjela, ‘hermosa mirada’ y Naina, la de ‘bellos ojos´, entre otros.
Los más realistas, como Kamal y Fristyla, decían que los habían bautizado de pura recocha. Otros, que gratis. Unos, que en vez de agua les habían echado ácido de batería, en fin… cada cual lo tomaba de manera jocosa.
Lo cierto es que en la XXVI versión del Festival de Música del Pacífico Petronio Álvarez, nadie reparaba en nombres ni apellidos, todos eran panas, primos, mi sangre, familia, manito, brother y similares. Y aunque para ellos esos nombres no eran cosa del otro mundo, para calentanos y visitantes eran tan extraños, como ver un negro pecoso.




