¡Milagro de una granadina! Recibió trasplante de pulmones

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La historia de Tatiana Guillen, oriunda de Granada, cambió radicalmente hace aproximadamente tres años cuando una enfermedad pulmonar progresiva y crónica apareció en su vida, enseñándole lecciones de fe y resiliencia que marcarían su camino para siempre.

La enfermedad

Tatiana llevaba una vida normal, como cualquier otra persona, sin imaginar que sus pulmones, ese órgano vital, colapsarían y la obligarían a depender de una máquina para respirar, en espera de un donante que le permitiera un trasplante y recuperar su independencia. Para ello, necesitaba un donante cadavérico con características similares a fin de reducir el riesgo de rechazo, un proceso difícil y lleno de incertidumbre. Sin embargo, Tatiana nunca perdió la esperanza ni su fe, enfrentando la batalla más dura de su vida con valentía.

Un ejemplo

Cada mañana, el simple acto de respirar se convirtió en un milagro esperado. Tatiana, que hasta hace unas semanas formaba parte de las más de 4.000 personas en Colombia en lista de espera por un órgano, enfrentaba su tercera recaída en menos de cuatro meses. A pesar de las dificultades, no dejó de hablar por aquellos que no lograron obtener un órgano, ni de inspirar a otros con su historia. En redes sociales, expresó: “Hablar me cuesta, pero siento que hablo por los que no lograron, por los que sí lograron y por los que seguimos esperando”.

Donación

Su testimonio ha recordado al mundo que la donación de órganos es un acto de amor y generosidad que salva vidas. En su unidad de cuidado crónico, Tatiana mantenía su rutina, haciendo ejercicio para fortalecer su cuerpo y estar lista para cuando llegara el tan ansiado donante. Sin embargo, la espera también implicaba vivir en la incertidumbre, sin poder disfrutar de momentos importantes con sus seres queridos, celebrando cumpleaños o fechas especiales, conectada a esa máquina que le permitía seguir respirando.

A pesar del dolor físico y emocional, Tatiana nunca perdió su sonrisa ni su esperanza en Dios, confiando en que el milagro llegaría. Y así fue: recientemente, recibió la noticia de que un donante, una persona desconocida, había llegado. La ley de donación impide saber quién fue, pero su impacto en la vida de Tatiana fue inmenso. La donación de sus pulmones fue un acto de amor que le devolvió la vida y le permitió seguir disfrutando de cada amanecer, agradeciendo a Dios y honrando la memoria del donante, quien, tras su partida, dejó en ella un fragmento de su vida.


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