Miedo y abandono estatal

La tensión crece; estudiantes sin clases, amenazas a comerciantes y desplazamientos por violencia.
[responsivevoice_button voice="Spanish Latin American Male" buttontext="Escuchar Noticia"]
Compartir en

El panorama en La Plata es desolador. Las calles, antes llenas de vida, hoy reflejan el temor de una comunidad sitiada por la violencia. Los colegios permanecen cerrados, los comerciantes bajan las persianas más temprano y decenas de familias han tenido que abandonar sus hogares en busca de seguridad. Lo que antes eran rumores aislados, hoy se convirtió en una crisis humanitaria local que desnuda la fragilidad institucional del Estado en el occidente huilense.

Las denuncias apuntan a la presencia de grupos armados ilegales, extorsiones y amenazas que han sembrado miedo entre los habitantes. “No hay garantías para trabajar ni para enviar a los hijos al colegio”, expresó un comerciante que pidió reservar su identidad.

El silencio oficial y la lenta respuesta gubernamental han incrementado la indignación ciudadana. En las redes sociales, la frase “La Plata no aguanta más” se ha vuelto tendencia entre los habitantes del municipio y líderes regionales que exigen acciones concretas.

La política entra en escena

En medio de la crisis, la senadora y precandidata presidencial María Fernanda Cabal encendió el debate nacional con un mensaje contundente: “Militares al Huila, no a Gaza”. La frase, publicada en su cuenta de X (antes Twitter), generó polémica y dividió opiniones. Mientras algunos aplauden su exigencia de presencia militar en el territorio, otros critican el uso político de una situación tan delicada.

El llamado de Cabal busca presionar al Gobierno Nacional para que envíe tropas y refuerce la seguridad en la zona. Sin embargo, el mensaje también evidencia la falta de articulación entre las autoridades locales, departamentales y nacionales, incapaces hasta ahora de contener el avance de la violencia rural.

Comunidad

Mientras los discursos se multiplican, en La Plata las soluciones no llegan. Los padres de familia piden el retorno seguro a las aulas, los comerciantes exigen protección ante las amenazas y los desplazados esperan ser escuchados. La población siente que el Estado los ha dejado solos.

El Comité de Derechos Humanos del Huila advierte que la situación podría empeorar si no se adoptan medidas urgentes. La tensión crece y el miedo se impone como norma en un municipio que, hasta hace poco, representaba progreso y tranquilidad.

Hoy, La Plata se ha convertido en el espejo de un país que parece acostumbrarse al abandono, donde las alertas se repiten y las respuestas llegan tarde. El reclamo ciudadano es claro: menos discursos y más acción. Porque mientras los debates políticos se encienden, el miedo sigue gobernando las calles.


Compartir en