La Selección Mexicana igualó 1-1 frente a Ecuador en un partido amistoso disputado en el Estadio Akron, dejando sensaciones encontradas por el dominio en el juego, pero una vez más sin poder reflejarlo con claridad en el marcador. El gol de Germán Berterame al minuto 3 dio esperanzas de un partido controlado, pero la falta de contundencia terminó costando el triunfo tras el empate ecuatoriano desde el punto penal.
México fue amplio dominador de las acciones en términos estadísticos. El equipo azteca registró 13 remates totales, casi el doble que Ecuador, que apenas remató 7 veces. Sin embargo, solo 4 de esos intentos fueron al arco, lo que refleja una preocupante falta de puntería en la definición, un problema recurrente en los últimos compromisos del combinado tricolor.
La posesión también fue para México, con un 54% frente al 46% de los sudamericanos. Este control del balón se tradujo en 432 pases completados, con una efectividad del 82%. Esos números indican un equipo que supo mover el balón y mantener el ritmo del partido, pero que careció de profundidad y sorpresa en los metros finales.
Uno de los aspectos positivos fue la disciplina táctica mostrada por los jugadores mexicanos. Solo cometieron 11 faltas durante el encuentro, contra 14 de su rival. Además, el equipo no recibió tarjetas amarillas ni rojas, y no cayó en fuera de lugar en ninguna ocasión. Esta solidez puede ser un indicio de mayor orden dentro del campo, aunque aún falta afinar detalles clave.
En el balón parado, México se quedó corto frente a Ecuador. Apenas obtuvo un tiro de esquina en todo el partido, mientras que los visitantes generaron cinco. Este dato también evidencia cierta falta de agresividad en el último tercio, donde normalmente se provocan ese tipo de jugadas.
A pesar de controlar buena parte del encuentro, el conjunto mexicano no logró evitar el empate tras el gol de penal de Jordy Alcívar al minuto 20. El equipo no mostró capacidad de reacción clara tras ese tanto, y aunque mantuvo el control del balón, nunca encontró la fórmula para romper el bloque defensivo ecuatoriano.
El empate deja muchas preguntas abiertas de cara a futuros encuentros. México demuestra que tiene la capacidad para dominar desde lo estadístico, pero ese dominio no ha sido suficiente para marcar diferencia en el marcador. El desafío sigue siendo convertir ese control en goles y resultados, algo que aún parece pendiente en el proceso de consolidación del equipo.
