La excanciller alemana Angela Merkel ha lanzado una dura crítica contra el actual líder de su partido, la Unión Demócrata Cristiana (CDU), Friedrich Merz, tras conocerse que aceptó votos de la ultraderecha de Alternativa para Alemania (AfD) en una votación regional. La decisión ha generado una ola de controversia dentro y fuera del partido, avivando el debate sobre los límites de la cooperación con grupos considerados extremistas.
Merkel, quien lideró Alemania durante 16 años, se ha mostrado firme en su rechazo a cualquier tipo de colaboración con AfD, una formación que ha sido señalada por su discurso xenófobo y euroescéptico. “No podemos permitir que la CDU cruce líneas que comprometen nuestros principios democráticos”, declaró en un acto público.
Por su parte, Merz ha intentado justificar su decisión, argumentando que la votación en cuestión no implicaba un acuerdo formal con AfD, sino una coincidencia circunstancial. Sin embargo, sectores moderados de la CDU y de otros partidos han expresado su preocupación por lo que consideran un debilitamiento del “cordón sanitario” que hasta ahora ha mantenido alejados a los ultraderechistas del poder.
Este episodio reabre un debate clave en la política alemana sobre cómo enfrentar el auge de la extrema derecha sin comprometer la estabilidad democrática. Mientras algunos en la CDU defienden un acercamiento estratégico, figuras como Merkel insisten en la necesidad de mantener una línea clara para preservar los valores fundacionales del partido.
ANTETITULO:Tensión en la política alemana

