El inicio de mayo fue testigo de una tragedia que ha dejado conmovido al puerto de Buenaventura. Una niña de tan solo 8 años, identificada como Brinny Aynoa Campaz Moreno, perdió la vida tras el colapso de su vivienda ubicada en el barrio Pascual de Andagoya, más conocido como Palo Seco, una zona marcada por la vulnerabilidad y el abandono estatal.
Los hechos
El desplome ocurrió en horas de la noche, cuando la familia se encontraba descansando. La estructura, una casa de dos niveles construida en condiciones precarias, cedió repentinamente, atrapando a los ocupantes bajo los escombros. Vecinos del sector, al escuchar el estruendo, reaccionaron de inmediato. Sin esperar la llegada de los organismos de socorro, comenzaron a remover los escombros con sus propias manos, usando palas, linternas y una enorme voluntad de ayudar.
Comunidad
Gracias a la rápida acción comunitaria, varios miembros de la familia fueron rescatados con vida. Sin embargo, la peor noticia llegó cuando fue hallado el cuerpo sin vida de la pequeña Brinny, quien no logró sobrevivir al colapso. Su fallecimiento ha generado una profunda tristeza en la comunidad, que hoy se encuentra de luto.
Indignación
El caso ha generado indignación entre los habitantes de Palo Seco, quienes denuncian la falta de atención por parte de las autoridades municipales y departamentales. Señalan que el barrio sufre desde hace años por la falta de infraestructura segura, viviendas estables y condiciones dignas para vivir. “Esto se pudo evitar si hubieran escuchado nuestras quejas”, comentó una vecina entre lágrimas. El cuerpo de Brinny fue trasladado a Medicina Legal, y se espera que las autoridades inicien una investigación para determinar las causas exactas del derrumbe.
La comunidad pide que esta tragedia no quede impune y que se implementen planes de vivienda segura en zonas de riesgo. Cientos de personas expresan su apoyo a la familia y exigen acciones concretas para evitar que hechos como este se repitan. El puerto llora la partida de una niña inocente. La comunidad exige respeto, inversión social y condiciones dignas. Mientras tanto, en Palo Seco solo queda el silencio de la pérdida y el clamor de un pueblo que no quiere más muertes por negligencia.

