El municipio de Garzón se convirtió en noticia nacional tras escalar diez posiciones en el Índice de Desempeño Fiscal (IDF) 2024, pasando del puesto 15 al 5 en apenas un año. Según el Departamento Nacional de Planeación (DNP), este indicador mide la capacidad de los municipios para generar ingresos propios, controlar su endeudamiento y sostener niveles adecuados de inversión.
El alcalde Francisco Calderón Feriz no tardó en atribuirse el mérito, afirmando que este resultado refleja disciplina administrativa y compromiso con la transparencia. Pero detrás de los números, surgen preguntas inevitables: ¿se traduce este ascenso en una mejora real para los garzoneños, o simplemente en un buen registro técnico que maquilla los vacíos sociales?
Cifras y contrastes de la gestión
De acuerdo con el informe del DNP, Garzón alcanzó un puntaje de 78,4 puntos sobre 100 en el IDF 2024, superando la media nacional, que se ubicó en 67,2. En comparación, en 2023 el municipio apenas registró 65,1 puntos, lo que supone un incremento de más de 13 unidades en un solo año.
Sin embargo, mientras los números fiscales lucen alentadores, las cifras sociales cuentan otra historia: en Garzón el desempleo supera el 14 %, la pobreza monetaria alcanza al 37 % de la población y los problemas de infraestructura básica, como vías rurales y servicios públicos, continúan sin solución estructural. ¿De qué sirve un alto desempeño fiscal si las comunidades rurales siguen esperando inversión real?
Eficiencia
Para los críticos, el ascenso en el IDF puede estar más relacionado con ajustes contables y priorización de pagos que con un cambio profundo en la gestión pública. Reducir gastos de funcionamiento o mejorar indicadores de endeudamiento es importante, pero no garantiza inversión social de impacto.
El superávit fiscal alcanzado en 2024 fue de $12.000 millones, según la administración municipal. No obstante, el presupuesto ejecutado en programas sociales cayó un 8 % en comparación con el año anterior. Esto plantea la duda: ¿se privilegia el equilibrio financiero por encima de las necesidades inmediatas de la gente?
El reto
Garzón puede sentirse orgulloso de figurar entre los cinco mejores municipios del país en desempeño fiscal, pero ese logro corre el riesgo de quedarse en el papel si no se traduce en calidad de vida para sus habitantes.
El alcalde Calderón celebra el reconocimiento como si se tratara de un triunfo absoluto. Sin embargo, gobernar no es solo mejorar indicadores: es garantizar que los recursos lleguen a la población más vulnerable. La verdadera deuda de la administración está en las calles, en los barrios marginados y en el campo olvidado, donde la estadística aún no se refleja en bienestar.




