Las comunidades costeras del norte de Java, como Indramayu y Kendal, enfrentan inundaciones diarias debido a una combinación devastadora de aumento del nivel del mar y hundimiento acelerado del terreno. Historias como la de Suwandi, cuya casa pasa sumergida gran parte del día, muestran cómo la vida cotidiana se ha vuelto insostenible. Lo que antes era tierra firme hoy está bajo el agua, y lugares que se encontraban a más de un kilómetro de la costa hace apenas unas décadas han sido reclamados por el mar.
En estas aldeas inundadas, la movilidad y la vida familiar se han vuelto extremadamente difíciles. Vecinos como Ningsih deben usar balsas improvisadas para trasladar a sus hijos a la escuela o simplemente para desplazarse dentro de la comunidad. Las viviendas construidas con madera se pudren con rapidez, y la falta de recursos económicos impide a las familias abandonar una zona que consideran ya inhabitable. La sensación de aislamiento crece al quedar el pueblo conectado solo por un estrecho sendero casi intransitable.
Más al oeste, la comunidad de Kendal enfrenta problemas similares. Conservacionistas como Wasito atribuyen parte del desastre a la destrucción de manglares, que históricamente han servido como barreras naturales contra las inundaciones. La expansión industrial, particularmente con la creación de la Zona Económica Especial de Kendal, ha transformado áreas verdes en zonas industriales y piscifactorías modernas. Aunque los responsables del proyecto lo niegan, los residentes perciben una relación clara entre la pérdida de protección natural y el aumento de las inundaciones.
La crisis en Java es el resultado de una doble amenaza: por un lado, su baja altitud la hace vulnerable a la subida global del nivel del mar; por otro, la tierra se hunde a un ritmo mucho mayor debido a décadas de extracción excesiva de agua subterránea. La urbanización acelerada y la falta de agua potable han obligado a las comunidades y a la industria a bombear agua del subsuelo, compactando el terreno como si se desinflara desde dentro. Los expertos advierten que los proyectos industriales recientes están agravando este fenómeno.
Investigaciones de especialistas como el Dr. Heri Andreas muestran que las zonas de mayor hundimiento coinciden con áreas industriales y de construcción pesada. El suelo blando de la costa norte —formado por arena y arcilla— no soporta la presión adicional de fábricas, carreteras y edificios. Aunque el hundimiento es un proceso natural en mínima medida, la intervención humana lo ha acelerado peligrosamente. En muchas partes del mundo sucede lo mismo, pero Java destaca por la magnitud del problema y sus efectos sobre millones de personas.
Ante esta situación, el gobierno indonesio impulsa la construcción de un gigantesco dique de 500 km conocido como el Gran Muro Marino, con la intención de proteger a 50 millones de habitantes. Sin embargo, expertos advierten que esta solución solo mitigaría las inundaciones, sin detener el hundimiento progresivo del terreno. Señalan que la medida realmente necesaria es controlar la extracción de agua subterránea y restaurar ecosistemas como los manglares, fundamentales para evitar que la isla siga hundiéndose y perdiendo territorio frente al mar.




