Embajador McNamara cree en la alianza con Colombia, pese a desacuerdos con Petro y Maduro

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En una entrevista reciente, el embajador interino de Estados Unidos en Colombia, John McNamara, trazó un panorama complejo de la relación bilateral: admitió que las tensiones son más altas que nunca, pero reiteró con firmeza que “el lazo fundamental que une a nuestros dos pueblos nunca va a romperse”. Sus palabras reflejan una diplomacia pragmática, consciente de las diferencias, pero dispuesta a mantener los puentes abiertos.

1. Tensión diplomática, pero compromiso de largo plazo

McNamara reconoció que la relación entre Estados Unidos y Colombia atraviesa por un momento de fricción. Según él, hay un “tire y afloje” público entre los gobiernos, algo que, en sus propias palabras, “no es ideal”. Sin embargo, subraya que lo esencial —los valores democráticos, las instituciones sólidas, la prensa libre y los sistemas de control político— sigue siendo compartido por ambos países.

En este sentido, hace énfasis en que, a pesar de las diferencias recientes, Estados Unidos no contempla un quiebre de la relación. “Para mí, sería una lástima perder oportunidades de avanzar juntos en áreas claves”, aseguró.

2. Sobre Gustavo Petro: reconocimiento y distancia

McNamara dejó claro su respeto por el presidente Gustavo Petro, señalando que fue elegido democráticamente y que actúa dentro de las limitaciones del cargo. Al mismo tiempo, señaló que Estados Unidos no está intentando diferenciar al Gobierno del pueblo colombiano ni deslegitimar al mandatario, sino más bien cooperar sobre la base de intereses compartidos.

Por otro lado, se refirió a las sanciones de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC), las cuales han sido aplicadas a algunas figuras relacionadas con Colombia, argumentando que son decisiones técnicas y no políticas. Subrayó que no tiene influencia sobre esas listas y que su papel no incluye modificar esas decisiones.

3. Maduro y Venezuela: línea de confrontación

En su entrevista, McNamara no reblandece su postura frente a Nicolás Maduro. Reitera la visión oficial estadounidense sobre Venezuela, describiéndolo como un régimen “ilegítimo, cruel, represivo” que incluso ha detenido a ciudadanos colombianos. En el marco de la cooperación antidrogas, explicó que han fortalecido la presencia de fuerzas estadounidenses en el Caribe para frenar el tráfico de drogas desde Venezuela hacia territorio estadounidense.

4. Drogas y extradiciones: retos persistentes

La lucha contra el narcotráfico sigue siendo uno de los pilares de la agenda común. McNamara admitió una autocrítica: según datos de Naciones Unidas, las hectáreas cultivadas con coca en Colombia están en niveles récord, lo que evidencia que los resultados “no han sido los mejores”.

Sin embargo, valoró el esfuerzo de las autoridades colombianas. Reconoció el papel valiente de la Policía Nacional y de las Fuerzas Armadas para incautar droga y reducir su impacto. Además, resaltó el compromiso en materia de extradiciones: indicó que el año anterior Colombia autorizó la extradición de 169 personas buscadas por la justicia estadounidense, y que este año han seguido a un ritmo similar.

5. Visas y relaciones consulares: manteniendo la puerta abierta

Quizás uno de los anuncios más relevantes ha sido el relacionado con las visas. A pesar de la tensión política, McNamara aseguró que no habrá cambios en los servicios consulares ni en la emisión de visas para los colombianos.

Para él, la demanda de visas es una señal del interés mutuo: muchos colombianos quieren visitar Estados Unidos, mientras que Estados Unidos valora a los visitantes y la inversión que muchos de esos viajeros traen consigo. Además, resalta la cooperación cultural y educativa: programas como los Centros Colombo Americanos, Cuerpo de Paz o iniciativas de intercambio siguen activos.

6. Cooperación económica y comercial

En materia de comercio, McNamara habló de una relación bastante saludable: Estados Unidos es el principal socio comercial de Colombia, y el intercambio se mantiene “relativamente balanceado” gracias al Tratado de Libre Comercio (TLC), según él.

Pese a la revisión global de la ayuda internacional por parte del Gobierno de EE. UU., el embajador aseguró que muchos programas en Colombia siguen vigentes: contribuciones humanitarias, entrenamiento para la policía, mantenimiento de aeronaves y apoyo a iniciativas de desarrollo.

7. Visión personal y experiencia

McNamara habló con tono cercano y personal: recordó su vida en Colombia como militar y diplomático, su vínculo con el país profundo (regiones como Arauca, Putumayo, los Llanos) y su cariño por la cultura local. Esa familiaridad con Colombia, según él, le da una perspectiva valiosa para su labor diplomática: “Colombia es como mi segunda casa”.


Interpretación

El mensaje del embajador McNamara es doble: por un lado, reconoce sin rodeos los choques entre Washington y Bogotá; por otro, insiste en que esos choques no significan un divorcio. En un momento en que las relaciones diplomáticas entre los dos países han sido tensas —incluyendo llamadas a consultas de diplomáticos y sanciones—, él apuesta por la continuidad de la colaboración, sobre todo en áreas estratégicas como seguridad, narcotráfico, extradiciones y desarrollo.

Su firmeza ante Maduro y su insistencia en mantener programas consulares intactos apuntan a un equilibrio: marcar posición donde EE. UU. considera no transigible, pero también evitar cerrar los canales de cooperación con Colombia. Esa combinación puede ser esencial para navegar una era de divergencias políticas sin sacrificar los intereses compartidos de largo aliento.


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