El mantenimiento de su firmeza y luminosidad no solo depende del uso de un maquillaje y de productos hidratantes adaptados, sino también de ejercicios. Los músculos de la cara requieren ejercicio para permanecer intactos y sobre todo, conseguir un aspecto mucho más saludable. Estos son precisamente los logros del masaje facial.
1. Pellizcar para lograr una piel más densa
Todo tratamiento antiedad busca como objetivo redensificar la piel, ya que así se logra un efecto tridimensional que alisa las arrugas, aumenta la tersura y reafirma la piel. ¿Y eso se consigue pellizcando? Sí, ya que cuando se realizan pellizcos repetidos en una zona, se produce una estimulación de la circulación sanguínea que transporta más oxígeno y nutrientes a los tejidos; de esta forma, se activa el tejido para que fabrique más colágeno y componentes de la matriz extracelular.
Así, incluyendo una pequeña sesión de pellizcos en nuestro ritual diario, retrasaremos la aparición de las arrugas. Eso sí, tienes que tener en cuenta que es importante no realizarlos durante demasiado tiempo en una misma zona, porque puede quedar alguna señal.
2. Frío para conseguir un rostro más firme
El frío ayuda a evitar la inflamación por retención de líquidos y produce una acción reafirmante. ¿Un truco casero? Aplicar infusiones de té o manzanilla (ambas poseen propiedades antioxidantes) que previamente hayamos metido en la nevera o el congelador para potenciar los resultados.
Siempre hay que aplicarlo sobre gasas impregnadas, no directamente sobre la piel, y no dejarlo actuar más de 10 minutos.
3. Alisar para levantar la cara
Las maniobras suaves y profundas, sin un desplazamiento brusco del tejido, ayudan a reafirmar y alisar el rostro. Para ellos es fundamental realizar el masaje en dirección hacia la musculatura y de forma ascendente.
4. Presiona para relajar el gesto
Pero no presiones al tuntún, ya que hay una manera correcta. Debes incidir en puntos como las sienes, el lagrimal, los pómulos o la zona mandibular con presiones para conseguir que fluya el riego sanguíneo y, por lo tanto, se produzca una mayor relajación del rostro. ¿Y cómo deben ser esas presiones?
Ten en cuenta que es clave realizarlas en un punto localizado –sin desplazamientos– y de manera algo intensa durante cuatro segundos, soltando y volviendo a presionar. Hazlo tres o cuatro veces por zona cada día.
5. Muecas para activar la musculatura
Sí, realizando una serie de ejercicios una o dos veces al día se puede tonificar toda la musculatura facial, incluido el cuello. Hazlo en tres series de diez repeticiones, pero es importante que transcurran un mínimo de cinco horas entre una vez y otra. Con el tiempo y la práctica, se atenúan las arrugas porque el músculo toma más volumen y tensa la piel. Los ejercicios son:
– Sube las cejas al máximo.
– Coloca tres dedos entre las sienes y el extremo de los ojos.
– Presiona sin estirar ni desplazar la piel
– Intenta juntar los dos párpados.
– Cuenta cinco segundos.
– Abre lentamente los ojos.
– Repite cinco veces.
– Introduce los pulgares bajo el labio superior, entre la mucosa y la encía.
– Las uñas han de mirar hacia la encía, pero no deben apoyarse en ella.
– Presiona suavemente el labio superior contra los pulgares y los pulgares contra los labios.
– Realiza diez presiones.
– Cierra la mano y colócala debajo de la mandíbula inferior, presionando con el puño hacia arriba.
– Intenta abrir la boca con fuerza, pero sin agresividad. Y sin soltar la presión del puño.
– Mantén esta presión siete segundos
– Repite tres veces.




