En medio de un panorama social y económico complejo, el gobernador del Cauca Octavio Guzmán enfrenta una creciente ola de críticas por convertir su gabinete en lo que muchos califican como un directorio político departamental. Según diversas voces ciudadanas y analistas locales, las decisiones de nombramiento en secretarías, direcciones y dependencias no obedecerían a criterios técnicos ni a méritos profesionales, sino a pactos de poder, compromisos electorales y favores políticos adquiridos durante la campaña.
Mientras las comunidades del norte, sur y oriente del departamento siguen esperando inversiones en seguridad, salud, vías y desarrollo productivo, en los pasillos de la Gobernación se comenta abiertamente sobre la distribución de cargos por cuotas partidistas. Cada secretaría, aseguran, “tiene dueño político”, lo que ha generado tensiones internas y debilitado la confianza ciudadana en la administración.
Promesas incumplidas y maquinaria en marcha
A esta situación se suma el evidente estancamiento en la ejecución de proyectos estratégicos y la falta de respuestas ante la grave crisis humanitaria que atraviesan regiones como el Macizo y el norte del Cauca. Mientras el pueblo clama por resultados, los esfuerzos del mandatario parecen dirigirse a consolidar alianzas con congresistas y líderes políticos de cara a las elecciones legislativas de 2026.

La administración departamental, que en campaña prometió transparencia, eficiencia y transformación, hoy se ve envuelta en rumores sobre manipulación de contratos, direccionamiento de recursos y uso de la estructura institucional con fines electorales. Funcionarios cercanos, incluso, habrían sido instruidos para acompañar eventos políticos de determinados aspirantes al Congreso, en abierta contradicción con los principios de imparcialidad del servicio público.
El malestar crece entre los caucanos que se sienten defraudados. Muchos se preguntan: ¿Dónde quedó el discurso del cambio y la promesa de un gobierno para la gente? La percepción general es que el departamento sigue estancado, atrapado entre la violencia, la pobreza y una burocracia que se reparte entre intereses políticos.




