En Francia, este 18 de septiembre se registraron protestas generalizadas y paros en diversos sectores con el objetivo de rechazar los recortes presupuestarios anunciados por el gobierno. Las movilizaciones afectaron transporte público, centros educativos, farmacias y otros servicios esenciales, con presencia destacada en ciudades como París, Lyon, Nantes y Marsella. Aunque la gran mayoría de las manifestaciones fueron pacíficas, se produjeron enfrentamientos menores: bancos atacados, disturbios localizados y al menos 141 detenidos, de los cuales 75 seguían bajo custodia al cierre del día.
Estas protestas reflejan un descontento creciente con las políticas de austeridad, la subida de impuestos y la percepción de que los recortes afectan desproporcionadamente a los sectores más vulnerables. Sindicatos como la CGT denunciaron que podría haber más de un millón de participantes si se suman todas las marchas provinciales, y exigieron al gobierno revisar sus propuestas, apostar por la transparencia y abrir espacios reales de diálogo. La repercusión mediática internacional también pone bajo lupa las tensiones del Estado francés entre las obligaciones fiscales y la presión social.




