‘Mamás en la Cocina’, es el arte de emprender con sabores de Nariño

[responsivevoice_button voice="Spanish Latin American Male" buttontext="Escuchar Noticia"]
Compartir en

En las calles empedradas y barrios vibrantes de la ciudad de Pasto, una feria gastronómica ha comenzado a recorrer distintos sectores llevando consigo no solo aromas irresistibles y recetas tradicionales, sino también historias de lucha, sueños y transformación social.

La feria ‘Mamás en la Cocina’ reúne a mujeres emprendedoras y madres cabeza de familia nariñenses que, con ollas, cucharas de palo y sazón heredado, han encontrado en la cocina una forma de sostener a sus familias, fortalecer la identidad cultural y abrir caminos de liderazgo femenino en su comunidad.

Esencia 

Pero estos no son platos comunes. Cada bocado lleva una historia. “Lo que hacemos es más que vender comida. Estamos compartiendo nuestra cultura, nuestra esencia y también nuestra forma de resistir y avanzar”, dice Mary Gómez, una de las impulsoras de la iniciativa. Para ella, este tipo de espacios no solo son una vitrina de productos, sino oportunidades vitales para aquellas mujeres que antes no contaban con un sustento propio.

Las participantes de esta feria preparan desde empanadas de añejo con ají de maní hasta locros, cuy asado, tamales y sopas tradicionales, pero con un toque innovador: presentaciones más prácticas, empaques llamativos, y la posibilidad de llevar estos sabores a oficinas, ferias urbanas y plataformas digitales. La reinvención del plato típico es también un acto de resiliencia y adaptación.

Colectivos

“Una vez alguien me dijo que el cuy no se vendía bien en ciertos barrios. Yo le cambié la presentación, lo deshuesé, lo serví en porciones pequeñas con salsas locales, y ahora me lo piden hasta para eventos”, cuenta entre risas Luz Dary Pantoja, otra de las cocineras y fundadora de un pequeño colectivo gastronómico barrial.

Más allá de la cocina, el objetivo a mediano plazo de estas mujeres es consolidar una asociación de mujeres líderes de Nariño, que promueva la autonomía económica, el liderazgo social y la valorización de la cocina como patrimonio cultural. La idea no solo es vender, sino formar, capacitar y replicar el modelo en otros municipios del departamento. “El alimento une, sana y da poder. Estamos enseñando a nuestras hijas que se puede salir adelante desde lo que somos”, explica Mary, mientras organiza su puesto en uno de los parques principales donde la feria ha montado carpas con manteles coloridos, productos autóctonos y música andina de fondo.


Compartir en

Te Puede Interesar