Madres migrantes venezolanas, ejemplo de valentía y superación

Las madres migrantes un ejemplo valentía, millones de mujeres salen de su país natal con el ideal de buscar un mejor futuro.
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Madres migrantes un ejemplo de valentía y superación: Darle de comer a sus hijos y buscarles un mejor futuro son las razones más poderosas que empujan cada día a millones de mujeres para tomar la difícil decisión de migrar a otro país.

Desde hace algunos años muchas de ellas han encontrado en Colombia la oportunidad de empezar de nuevo, gracias, entre otras, a organizaciones como AID FOR AIDS Colombia cuyo principal propósito es ofrecer ayuda, educación preventiva, suministro de medicamentos, atención y protección a los migrantes venezolanos y población retornada con VIH y otras ITS.

Desde diferentes caras de esta difícil situación, estas 2 mujeres venezolanas nos comparten sus historias de lucha y superación. Con estos inspiradores testimonios AID FOR AIDS Colombia quiere rendir un homenaje y exaltar la resiliencia y valentía con la que muchas madres como ellas luchan día a día por brindar a sus hijos un futuro mejor.

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“Mientras tenga salud puedo trabajar y sacar adelante a mis hijos”

La falta de tratamiento para su hijo con hemofilia y el hambre hicieron que Ana Lucía tomara hace 6 años, la decisión de salir de Venezuela. Sin embargo, lejos estaba de pensar que su nueva pareja, con la que buscaba comenzar de cero, le transmitiera el VIH.

Ana era comerciante informal. A punta de trabajo compró una casa, pero la salud de su hijo de 13 años se deterioró rápidamente y en Venezuela era imposible conseguir los medicamentos y el tratamiento para la hemofilia. A esto se sumó la difícil situación económica “Había días que solo me alcanzaba para comprar un pan y partirlo en tres pedazos para que  pudiéramos comer algo”, recuerda Ana.

Así que un día logró conseguir el dinero de los pasajes en bus hasta la frontera. llegó a Cúcuta con sus dos hijos. Luego de permanecer un mes en el terminal vendiendo dulces conoció a su actual pareja, quien le propuso irse a Tibú y allí fue cocinera. Sin embargo, el niño seguía muy enfermo y decidieron irse a Barrancabermeja para poder conseguir el PPT que permitiera acceder a atención médica. Allí comenzaron a trabajar recogiendo y vendiendo hojas de Bijao. Pero ella, que siempre había sido una mujer muy activa, comenzó a sentirse muy débil y cansada y a perder peso rápidamente. Entonces fue a urgencias, pero le dijeron que todo estaba bien. Al seguir enferma siguió insistiendo hasta que logró que le hicieran unos exámenes y fue cuando se enteró que era positiva para VIH. “Ese día me sentí morir. Y fue cuando entendí que mi pareja era el responsable. Yo confiaba demasiado en él y ese fue mi gran error”.

Ana Lucía
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Madres migrantes un ejemplo de valentía y superación

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Luego de que él se negara a aceptar la situación, Ana Lucía logró convencerlo para que se hiciera la prueba y confirmaron que él tenía la enfermedad hacía 2 años. Aunque al principio fue difícil perdonarlo, él le prometió que iban a luchar juntos y le propuso matrimonio.

Comenzaron entonces a buscar ayuda y fue cuando se enteraron de una jornada que realizaba AID FOR AIDS en Bucaramanga. “Ese día mi vida cambió y volví a tener esperanza. Desde entonces, no solo me proporcionan de manera gratuita el tratamiento, sino que me hacen seguimiento y están muy pendientes de mí. Yo les agradezco mucho porque mientras tenga salud puedo trabajar y sacar adelante a mis hijos”, afirma Ana.

Hoy, aunque la situación económica sigue siendo difícil, se siente tranquila de saber que su hijo tiene atención médica, puede ir a la escuela y llevar una vida normal. Espera que su hija pueda validar su bachillerato para que pueda trabajar en otra cosa que no sea recoger bijao, ya que es una actividad muy peligrosa. “Colombia ha sido como una madre para mí. Todos los días agradezco a Dios por esta tierra que nos acogió. Aunque me duele mucho Venezuela no pierdo la esperanza de que podamos ser libres de nuevo y así regresar algún día”.

Ana Lucía
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“Mi sueño es poder ejercer mi profesión de enfermera y ayudar a mis compatriotas venezolanos”

Marian era enfermera jefe en un hospital de Miranda, Venezuela. Pero el poco sueldo que ganaba apenas le alcanzaba para sobrevivir con su hija de 3 años. En varias ocasiones le planteó a su esposo su idea de venirse a Colombia aprovechando que una sobrina de él les ofreció recibirlos en su casa en Medellín. Pero su esposo siempre se negaba porque guardaba la esperanza de que las cosas cambiaran. Hace 3 años, un día Marian decidió renunciar a su trabajo y le dijo a su esposo que ella se venía para Colombia con o sin él. Fue así como con unos pocos ahorros y dos pequeñas cadenas de oro que tenían guardadas emprendieron el viaje a Táchira.

“Fue un viaje infernal. Camino a Táchira la guardia venezolana nos quitó las cadenas, pero logramos esconder la poca plata que traíamos. La frontera estaba cerrada, nos tocó cruzar por el río, duramos toda la noche caminando y escondiéndonos de personas armadas que estaban en el camino. Nuestra maleta se cayó al río y nos quedamos con lo que teníamos puesto. En Cúcuta cogimos un bus para Pamplona, pero el conductor nos hizo bajar cuando vio que había un retén. Luego de muchas dificultades logramos llegar a Medellín”

Marian

En Medellín comenzaron a vender arepas y perros calientes mientras Marian tramitaba su cédula colombiana, ya que es hija de colombianos que vivián en Venezuela hacía más de 40 años y que por la situación también tuvieron que migrar a Chile. Con su cédula comenzó a pasar hojas de vida, pero como no tenía convalidado su título no conseguía trabajo en su profesión. Logró conseguir algunos puestos temporales cuidando pacientes en sus casas, aunque por su acento venezolano más de una vez le cerraron la puerta. Pero en octubre del año pasado una de esas hojas de vida llegó a AID FOR AIDS COLOMBIA. Luego de entrevistarla le dijeron que no podían darle puesto de enfermera, pero que podía ayudar en trabajo con las comunidades haciendo seguimiento a los beneficiarios con VIH, sífilis y hepatitis B y asesorando a las personas que querían ingresar al programa preventivo.

“AFA me cambió la vida. Gracias a esta oportunidad hoy tengo un trabajo estable, mi esposo pudo tramitar su PPT y hoy trabaja en un hotel, mi hija está en la escuela y me pude traer a mis papás y a mis abuelos a Colombia. Ahora estoy enfocada en convalidar mi título para poder ejercer como enfermera y seguir en AFA ayudando a compatriotas venezolanos que como yo han tenido que vivir todas las dificultades que conlleva migrar y comenzar de cero”

Marian


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