Madre de menor abusada en jardín infantil denuncia amenazas: Margie Espinel, madre de una menor presuntamente abusada en un jardín infantil de Bogotá, alzó su voz este fin de semana para denunciar las amenazas y ataques personales que ha recibido tras hacerse público su caso. A pesar del dolor que atraviesa por lo sucedido con su hija, enfrenta además una fuerte estigmatización debido a su trabajo como modelo webcam. Lejos de guardar silencio, Espinel reafirmó su decisión de seguir exigiendo justicia, rechazando cualquier intento de silenciarla.
En declaraciones recogidas por medios nacionales, como Caracol Radio, Espinel aseguró: “He recibido bastantes amenazas, muy claras, y no me van a callar”. Esta afirmación subraya su determinación de continuar denunciando y buscando respuestas ante los presuntos abusos cometidos en la institución educativa. La madre exigió respeto por su vida, su rol materno y su trabajo, recalcando que su ocupación no debería influir en la forma en que la sociedad la percibe ni mucho menos invalidar sus denuncias.
Madre de menor abusada en jardín infantil denuncia amenazas
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Por otro lado, colectivos feministas, organizaciones defensoras de derechos humanos y ciudadanos en redes sociales han expresado su solidaridad con Espinel. Estas agrupaciones han condenado la revictimización que ella enfrenta y exigen que el Estado garantice su seguridad, así como la de las demás familias afectadas por este grave caso. También han llamado a erradicar los juicios morales que suelen recaer sobre mujeres que no encajan en los estereotipos tradicionales.
El caso ha encendido una fuerte discusión pública sobre la necesidad de proteger a las víctimas y a sus familias, sin importar su ocupación u origen. Además, ha puesto sobre la mesa el debate sobre el respeto a la privacidad y el derecho a no ser juzgado por ejercer trabajos que no son ilegales. En este contexto, muchas voces han exigido que el sistema judicial actúe con rapidez y transparencia, y que se garantice la no repetición de hechos similares en jardines infantiles.
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Finalmente, se espera que la Unidad de Protección evalúe el riesgo que enfrenta Espinel y considere medidas de seguridad, dada la gravedad de las amenazas recibidas. Este caso no solo exige justicia para las niñas afectadas, sino también una reflexión profunda como sociedad sobre cómo se acompaña y respalda a quienes denuncian violencia sexual, especialmente cuando rompen con los prejuicios convencionales.
