Luis Fernando López, el brutal ‘mata abuelitas’ de Pereira, podría reducir su pena a la mitad por preacuerdo con la Fiscalía

La tragedia de las hermanitas Gómez, Alba Olinda y Luz Mila, de 74 y 78 años, causó estupor en Pereira y toda Colombia. Sin compasión, el despiadado asesino les quitó la vida a múltiples cuchilladas.
Luis Fernando López y sus víctimas - Fotos @Fiscaliacol y suministradas
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Luis Fernando López era el ‘muchacho de los mandados’ en el corregimiento de Arabia, jurisdicción de la vereda Pérez Alto, un poblado humilde pero hermoso a tan solo 20 minutos de Pereira. En ese lugar, de casitas sencillas y confiados vecinos, la tranquilidad parece haber encontrado asiento definitivo, pero sus habitantes aún tienen fresco el recuerdo de los hechos registrados en la noche del pasado 22 de febrero, cuando la calma se convirtió en espanto.

Nadie en ese rincón del Eje Cafetero podría haber llegado a imaginar, ni en la peor de sus pesadillas, que la confianza, cultivada durante años hacia Luis Fernando López, sería la antesala de una de las jornadas más crueles.

El muchacho se había ganado la confianza de casi todos en el pueblo, aunque algunos decían que, si bien lo pasaban, “no se lo pasaban”, ya que algo en su mirada y presencia parecía delatar una profunda sombra en su consciencia.

Sin embargo, cuando ese sábado se ofreció a acompañar a su casa a doña Alba Olinda Gómez, una adulta mayor de 74 años, todo parecía estar en su lugar. Era de noche y todo parecía la preocupación normal de un vecino para que la señora llegara bien a su vivienda.

Alba Olinda aceptó sin sospechar lo más mínimo. Al llegar a la finca, algo retirada de la cabecera del corregimiento, ya se había hecho bastante de noche, así que el hombre le pidió el favor de dejarlo pernoctar allí, a lo que ella no se rehusó, por la confianza y agradecimiento que le tenía. Sin embargo, ese fue el error pagaría con su vida.

Horror sin límites

A mitad de la noche, luego de una amena charla, la mujer se retiró a su cama, rendida por el cansancio.

En ese momento, López se retiró la máscara de benefactor y se convirtió en el audaz ladrón que siempre había sido, con el objetivo de robar algunos enseres de la vivienda. Sin embargo, no contaba con que la abuela se despertaría, quizás porque en el fondo de su ser guardaba cierta desconfianza.

Al despertar, Alba Olinda vio a López, que se disponía a salir de la vivienda con un televisor y un teléfono celular, y lo confrontó, en el último error que cometería en su vida.

En el forcejeo, el criminal sacó una navaja y le asestó doce puñaladas que acabaron con su vida.

Sin embargo, el horror no terminaría allí. En la habitación contigua se encontraba Luz Mila Gómez Pineda, la hermana mayor de Alba Olinda, que al ver la aterradora escena no ofreció resistencia, sino que se le arrodilló a los pies y le pidió clemencia, pero el criminal no tuvo compasión.

Con la misma violencia con que había asesinado a Alba Olinda, López asesinó a Luz Mila, asestándole 16 puñaladas.

Lo retirado de la finca no permitió que los vecinos oyeran los gritos ahogados de las mujeres en agonía. Solo hasta el siguiente día, una vecina, extrañada por la ausencia de las hermanas en los quehaceres de la vida rural, se acercó a la puerta y fue allí donde se encontró con la escena que la dejó petrificada.

La persecución

La noticia corrió como un reguero de pólvora: dos mujeres mayores, asesinadas en su propia casa, por alguien en quien confiaban. Nadie en el corregimiento de Arabia podía sentirse a salvo, la intranquilidad cundió por todas las calles, esquinas y caminos.

Las autoridades, alertadas por la comunidad y la familia, iniciaron la investigación. El nombre de Luis Fernando López surgió rápidamente: había sido visto con las víctimas la noche anterior y, en un giro insólito, se presentó en la casa durante la inspección judicial, admitiendo tener objetos de las hermanas. La sospecha se transformó en certeza.

López sería detenido días después, mientras intentaba pasar desapercibido en un bus urbano. La Fiscalía lo señaló como un peligro para la sociedad: sin arraigo, sin familia, sin ocupación formal y con la sangre de dos inocentes en las manos. Durante la audiencia, el acusado guardó silencio, mientras el juez ordenaba su reclusión preventiva.

El juicio

Aunque en algún momento se pensó que su defensa recurriría al argumento de la enajenación mental, que habría cometido el doble crimen en un estado de locura transitoria, el hecho de que hubiese intentado limpiar la escena del crimen delató que era consciente de su responsabilidad.

Finalmente, este viernes se conoció el veredicto de la justicia contra López: culpable. Sin embargo, también trascendió que el criminal logró un preacuerdo con la Fiscalía que podría permitirle una reducción de su condena a la mitad. Algunas fuentes judiciales creen que eso significaría 21 años de prisión, algo insólito ya que la evidencia en contra del asesino era insoslayable y abrumadora.

La última palabra la tendrá el juez del caso, que dará a conocer la sentencia definitiva el próximo 24 de julio.


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