Algunos lugares de ‘La Tierrita’ se han convertido en insignias de la historia nacional, hecho que ha traído orgullo para la ‘Cuna de la Libertad’ y sus habitantes.
La Casa del Fundador

La Casa del Fundador Gonzalo Suárez Rendón, es un museo situado en la zona oriental de la Plaza de Bolívar de Tunja. En ella funcionan el Punto de Información Turística (PIT) de la Alcaldía Mayor, y la Academia Boyacense de Historia. Es la joya arquitectónica más característica de las residencias particulares del siglo XVI, y se conserva la historia privada de la aristocracia tunjana desde los años de la fundación hispánica de la ciudad.
Es una mansión colonial del siglo XVI, asimismo, Tunja es la única ciudad que mantiene la casa de su fundador. Construida por la corona española en 1540, es una casa de dos pisos con un patio central claustrado en dos de sus costados, formando una ´ele´ abierto con vista sobre el Valle de Tunja.
Las galerías bajas tienen arcos sobre columnas de piedra y en el piso superior, piezas de madera, también cuenta con pinturas al temple sobre pañete de yeso.
Quienes visiten la ´Ciudad Estudiantil´ tendrán la posibilidad de ingresar a este lugar y conocer más de cerca la vida de Gonzalo Suarez Rendón, pues allí encontraran objetos como su cama, sus armas, armaduras, objetos de la casa, pinturas, entre otras cosas.
Este lugar icónico en la actualidad es un museo donde se pueden observar objetos usados por Gonzalo Suarez Rendón, de igual manera en el sitio se realizan exposiciones de arte, cultura y religión, razón por la cual se ha convertido en uno de los legados más importantes del departamento, además ha sido calificada como una de las pocas casas de fundadores que aún se conservan en Suramérica.
Monumento a los lanceros

Su importancia radica en la histórica Batalla del Pantano de Vargas que se dio el 25 de julio de 1819, cuando los patriotas se enfrentaron a los españoles y los vencieron, gracias al arrojo de la caballería llanera encabezada por el coronel venezolano Rondón, quien prácticamente recuperó la batalla cuando estaba perdida.
Este enfrentamiento ocurrió entre el anochecer del 24 y la madrugada del 25 de julio, cuando el Libertador Simón Bolívar planteó la primera estrategia. Bolívar estableció cruzar los Andes en la nueva Granada por el páramo de Pisba y enfrentar a los realistas en Boyacá para finiquitar la independencia de España.
Según el Libertador era necesario ocupar el Casanare, unir las tropas venezolanas con las granadinas de Francisco de Paula Santander, cruzar los llanos, atravesar los Andes por la zona más difícil (para hacer más sorpresivo el movimiento tal vez), caer a la provincia de Tunja para enfrentar a un sorprendido ejército realista.
Las estadísticas de la batalla fueron mil realistas muertos y más de doscientos patriotas, se tomaron muchos caballos, más de 1.600 fusiles y muchas cosas que sirvieron para los voluntarios de Tunja y Socorro.
En este lugar se puede apreciar el monumento de grandes dimensiones y a su vez se puede deleitar la gastronomía de la región, por lo que se ha convertido en uno de los sitios más visitados en especial en épocas decembrina, pues los diferentes gobernantes han gestionado una ruta navideña que pasa por este importante lugar que fue pieza clave en la independencia de Colombia.
Puente de Boyacá

Es un Centro turístico ubicado a 115 kilómetros de Bogotá y 14 kilómetros de Tunja. Allí se encuentra “El Altar a la Patria”, lugar donde el 7 de agosto de 1819 se libró la batalla decisiva de la gesta libertadora, liderada por el general Simón Bolívar, que terminó con la guerra por la independencia del territorio colombiano contra la corona española. Allí se encuentran diversas esculturas que representan la historia patria y sus protagonistas, además del ciclorama, donde se halla un gigantesco mural en el que se representa toda la ruta libertadora.
En realidad su nombre es Campo de Boyacá, pero es mejor conocido como Puente de Boyacá precisamente por esta estructura que fue donde tomó lugar la última batalla que le dio la independencia definitiva a Colombia. Este lugar es Monumento Nacional y se dice que es el altar de la Patria de todos los colombianos.
El ingreso a este sitio histórico no tiene ningún costo, además de conocer los acontecimientos que le dieron la libertad a Colombia, quienes ingresen podrán apreciar los paisajes que lo rodean y contaran con una diversidad gastronómica dentro del lugar, adicional a eso en la actualidad es uno de los sitios con mejor iluminación navideña en diciembre, siendo visitado por miles de turistas de todas partes del país.
El Paredón de los Mártires

A cuatro cuadras al sur de la Plaza de Bolívar se puede ver un símbolo de la lucha por la Independencia. Se trata del paredón de los mártires, donde entre 1810 y 1819 fueron fusilados varios patriotas por órdenes del español Pablo Morillo. En este sitio, en el costado norte del Parque del Bosque de la República, todavía se observan los agujeros que dejaron los balazos que se incrustaron en el muro de adobe.
Por su parte, El Bosque de la Republica de Tunja es un parque histórico declarado monumento nacional por la Ley 163 del 30 de diciembre de 1959. A sus alrededores se encuentra el Paredón de los Mártires, el cual rinde homenaje a los próceres sacrificados durante la época de la conquista española, hecho en tapia pisada, enmarcado con vidrios, protegido con rejas de varilla; este monumento resguarda la memoria de 19 mártires. Allí, en losa fría, reposan sus nombres y una frase del Ilustre José Cayetano Vázquez: “eternamente vive quien muere por la patria”.
Este lugar en la capital boyacense también aporta a la historia nacional y todas aquellas batallas que se libraron para lograr la independencia de Colombia, este lugar es el favorito de muchos historiadores, teniendo en cuenta que se conserva el paredón original y a su vez los orificios de los disparos.
Hace algunos años se hizo una remodelación en el Bosque de la Republica, sin embargo, en el monumento se realizó una restauración arquitectónica para no perder la identidad del emblemático lugar que marco la historia de Colombia y el mundo, algunos tunjanos dicen que en ocasiones se pueden escuchar gritos como si estuviesen siendo fusilados los mártires.
La estación del Ferrocarril

Esta edificación del municipio de Chiquinquirá, albergó durante varios años la estación ferroviaria de la localidad. En esta construcción de dos plantas, se destacan las tres puertas de acceso, caracterizadas por su amplitud; el “tragaluz”, novedoso para la época; y una marquesina de hierro, sobre la entrada principal. Fue diseñada por el arquitecto Joseph Martens y construida a partir de 1926 y en 1990 fue declarada monumento nacional.
Actualmente, es la sede del Palacio de la Cultura Rómulo Rozo, instalado para rendir homenaje al escultor Chiquinquireño. Adentro, se exhiben piezas elaboradas por el artista local, y se conserva, además, parte de un tren que atravesaba la población, décadas atrás. La edificación se encuentra sobre la avenida Julio Salazar, entre las Calles 21 y 23 en Chiquinquirá.
Quienes visitan en lugar podrán aprender acerca de la historia ferrovial, además de apreciar las obras del artista local. Por otro lado, es un lugar con mucha trascendencia, pues fue importante para la historia del municipio y así mismo en su momento para el desarrollo departamental.
Algunos residentes de la ciudad religiosa manifiestan que aunque es un sitio con un gran atractivo turístico y cultural en la noche se encierran historias y situaciones de misterio, pues del lugar algunas personas afirman que se escuchan voces, música y ruidos a altas horas de la madrugada como si en el lugar estuviesen personas, no obstante, es una de las piezas culturales más apreciadas por los chiquinquireños.
El Pozo de Hunzahúa

El pozo de Hunzahúa, llamado hasta hace poco Pozo de Donato, es el centro de la leyenda muisca de los amores incestuosos de Noncetá y Hunzahúa, según la cual, el pozo se formó cuando la madre de los dos rompió la olla de la chicha al perseguir para castigar a la princesa.
También se dice que en tiempos de conquista, Quemuenchatoca, arrojó su oro al pozo para evitar el saqueo por parte de los españoles, dirigidos por el capitán español Jerónimo Donato de Rojas, quien intentó secar el pozo sin éxito alguno, bautizándolo como el pozo de Donato.
Sin lugar a duda es uno de los sitios turísticos más interesantes de la Hidalga ciudad de Tunja, por su belleza e historia. Llamado popularmente el “Pozo de Donato”, como recuerdo del fracasado intento de desagüe del capitán español Jerónimo Donato de Rojas en el siglo XVII, buscando tesoros indígenas, pues de acuerdo con las tradiciones del pueblo muisca, se cree que la mayor parte de sus riquezas quedaron en el fondo de la laguna. Este lugar, se encuentra localizado hacia el norte de la ciudad de Tunja, en los predios de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia.
Actualmente, las personas pueden ingresar al lugar sin ningún costo, allí podrán apreciar piezas graficas relacionadas a la leyenda muisca, así mismo podrán acceder a espacios gastronómicos y simplemente apreciar el espacio que ofrece tranquilidad a propios y visitantes.




