El diario EXTRA en exclusiva pudo conocer al fallecido Luis Alejandro Arboleda Garcés, el cual murió en un presunto robo en el barrio obrero en el amanecer del Lunes, al igual que el herido Juan Pablo, el cual se encuentra intervenido por los médicos en este instante.
Hay varias versiones de los hechos, sobre donde fueron los disparos, si en el pecho o el abdomen; quien recibió primero el impacto, Juan o Luis; de qué color se vuelve la camiseta gris cuando se baña en tu propia sangre, si era berenjena o vinotinto. Pero la única certeza era el joven Arboleda y su prematura muerte a manos del plomo.
Las versiones preliminares hablan de que los dos jóvenes se desplazaban en sus motocicletas por el barrio Obrero, cuando una moto los intercepta, en ella hay dos personas sin identificar, con cascos negros y placas ocultas. El parrillero saca un arma de fuego, y con un pulso fijo arremetió contra el joven Aboleda y su amigo. Los jóvenes cayeron al suelo, las motos chocaron un poco, Arboleda quedo mirando al cielo, con ojos donde ya no había vida en su vivir. Pablo como pudo fue a ayudar a su amigo, aunque la herida y su hemorragia fueron tan fuertes que cayó en estado de inconsciencia en el lugar de los hechos.
Los hechos
Las autoridades también han afirmado la parte más sospechosa, una de los vehículos no estaba en el lugar de los hechos, parece un robo, sin embargo, en medio de la carretera, dicho vehículo se encontraba apagado en medio de la carretera, abandonado a su suerte, al igual que la víctima. Se abren varias hipótesis ¿acaso fue un robo o más bien quieren hacerlo pasar por ello? ¿Una vendetta personal? ¿Iban por los dos o uno de ellos solo fue un “daño colateral”? La Policía Nacional no se ha manifestado ante los confusos hechos. Lo que sí han expresado, es su compromiso con este caso y como buscan tanto a los responsables, el móvil y que se esclarezcan lo más pronto posible
Luis Alejandro Arboleda murió al amanecer, en una calle que no olvida, que no habla. Juan Pablo lucha por seguir. Las versiones se cruzan, los disparos se confunden, la sangre tiñe la duda. ¿Robo, venganza, error? La motocicleta arrojada, como el cuerpo de un jovencito que ahora no respira mas, espera una respuesta. La Policía promete esclarecer. Y se espera saber, porque el plomo no pregunta, solo elige. Y esta vez, eligió a un joven que miraba al cielo, que estaba con un amigo, que sentía el viento frio de la mañana en su moto sin saber que era su último lunes.