En el complejo y sinuoso camino hacia la paz en Colombia, el actual estancamiento en los diálogos con el Ejército de Liberación Nacional (ELN) resalta la urgencia de un replanteamiento estratégico. La reciente negativa del ELN a extender el cese al fuego plantea serios desafíos para el gobierno y, por ende, para la nación entera.
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El gobierno, a través de su delegación, ha hecho esfuerzos notables y reiterados para prolongar la tregua, entendiendo que cada día de cese al fuego representa vidas salvadas y comunidades en paz. Sin embargo, la intransigencia del ELN y su negativa a ceder a una prórroga minan la confianza en un proceso de paz que, según la comunidad internacional, es vital para el futuro del país. Esta negativa también pone en evidencia las fisuras internas dentro del ELN.
Comuneros del Sur
La disidencia del frente Comuneros del Sur, liderada por alias ‘HH’, que ha decidido operar de manera independiente en Nariño y sus alrededores, complica aún más la situación. La decisión del gobierno de abordar esta disidencia a través de un “diálogo social regional” sin abandonar la mesa principal con la cúpula del ELN muestra una flexibilidad táctica necesaria, pero también refleja la fragmentación y la falta de cohesión dentro del grupo guerrillero. Las organizaciones de víctimas y múltiples ONG han manifestado su apoyo a la extensión del cese al fuego, destacando su importancia para reducir la violencia y proteger a la población civil. Este respaldo subraya la desconexión entre las expectativas de la sociedad civil y las acciones de los actores armados.
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Las palabras de Redepaz, la Confederación General del Trabajo, la Plataforma LGBTI por la paz y otras veintidós ONG son un recordatorio poderoso de que la paz es una aspiración colectiva, no un juego de poder entre facciones armadas. El gobierno debe mantener su postura firme pero abierta, continuando los esfuerzos por reactivar los diálogos y garantizar que las comunidades afectadas por el conflicto no sean abandonadas. A su vez, el ELN debe demostrar su compromiso con la paz no solo en palabras sino en acciones concretas. El prolongado conflicto en Colombia ha dejado cicatrices profundas que solo sanarán a través de un esfuerzo sincero y sostenido por parte de todos los involucrados. La comunidad internacional también tiene un papel crucial que desempeñar, no solo como observadora, sino como mediadora activa que puede presionar y motivar a las partes a encontrar soluciones viables.
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