Los Ácaros

Ácaro en el dedo
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Descripción general

La alergia a los ácaros del polvo es una reacción alérgica a los diminutos insectos que comúnmente viven en el polvo de las casas. Los síntomas de la alergia a los ácaros del polvo comprenden aquellos que son comunes en la fiebre del heno, como los estornudos y el goteo de la nariz. Muchas personas con alergia a los ácaros del polvo también presentan signos de asma, como sibilancia y dificultad para respirar.

Los ácaros, como las garrapatas, están estrechamente relacionados con las arañas. Los ácaros que pican, y que a veces parasitan los cuerpos de humanos y animales, pueden transmitir enfermedades a los seres humanos.

Los ácaros del polvo, parientes cercanos de las garrapatas y las arañas, son demasiado pequeños como para verlos sin un microscopio. Los ácaros del polvo se alimentan de células de la piel que pierden las personas y se desarrollan en ambientes cálidos y húmedos. En la mayoría de los hogares, la ropa de cama, los muebles tapizados y los alfombrados proporcionan un ambiente ideal para los ácaros del polvo.

Al tomar medidas para reducir la cantidad de ácaros del polvo en tu hogar, puedes llegar a controlar la alergia. A veces se necesitan medicamentos u otros tratamientos para aliviar los síntomas y controlar el asma.

Tratamiento de las picaduras de ácaros

  • Fármacos contra el prurito, a veces antibióticos o aplicación de permetrina o lindano

Se utilizan cremas corticosteroides o antihistamínicos por vía oral para controlar el escozor. Se administran antibióticos por vía oral si los ácaros se han introducido bajo la piel. La escabiosis se trata aplicando una crema que contenga permetrina o una solución de lindano. En ciertos casos, se utilizan pomadas con corticoesteroides durante algunos días, con el fin de aliviar el prurito. En caso de usar permetrina o lindano se deben administrar antes de los corticoesteroides.

Picaduras de ácaros

Es aconsejable retirar alfombras y/o moquetas, además de evitar la acumulación de mantas, peluches y libros en exceso. También es recomendable prescindir del uso de colchones y almohadas de lana. Son medidas útiles cubrir colchones y almohadas con un protector impermeable a los ácaros y lavar las sábanas y mantas semanalmente en agua caliente.

Se recomienda mantener una humedad relativa por debajo del 60%, evitando el uso de humidificadores ambientales. También debe evitarse la estancia prolongada en ambientes húmedos y lugares que hayan permanecido cerrados durante largo tiempo (sótanos, bodegas, trasteros, etc.).

Para ello se deben seguir una serie de recomendaciones importantes:

  • Ventilar bien la casa. Hay que hacerlo diariamente, poniendo especial énfasis en los dormitorios, ya que los ácaros tienen una especial predilección por los colchones y las almohadas. Se deben mantener las ventanas abiertas durante al menos media hora para que el aire se pueda renovar completamente.
  • Limpiar el polvo. Deberá hacerse sin levantarlo, utilizando un paño húmedo para evitar que tanto el polvo como los ácaros pasen el aire y queden en suspensión. Se recomienda, además, utilizar el aspirador en lugar de barrer y, si en casa hay algún alérgico a los ácaros, este deberá tener un filtro especial.

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