Pocos días después de que Augusto Pinochet fuera arrestado en Londres en octubre de 1998 por pedido de la justicia española, Philippe Sands recibió un llamado de los abogados del exdictador chileno para sumarse al equipo de la defensa, en su carácter de experto en Derecho Internacional.
«Cuando le conté a mi mujer me preguntó si realmente pensaba defender a Pinochet. Le dije que según el sistema de reglas de los abogados de la Corte de Inglaterra uno tiene que defender a la persona que solicita el caso», recuerda.
Su mujer fue tajante: si aceptaba el pedido de la defensa, ella le pediría el divorcio.
«Ella es hija de un refugiado español, que huyó a Gran Bretaña en 1940 desde Madrid. Entonces, para la familia de mi mujer, defender a Pinochet era como estar del lado de Francisco Franco», le dice Sands a BBC Mundo desde París.
Ahora, la figura de Pinochet regresa a la vida de Sands en forma de libro, porque además de ser un reconocido abogado a nivel mundial, este hombre nacido en Londres en 1960 es un prolífico escritor.
Autor de libros como «Calle Este-Oeste: sobre los orígenes de los crímenes en contra de la humanidad y genocidio» y «Ruta de escape: amor, mentiras y justicia en el camino de huida de los nazis», su próxima obra -que se publicará en abril- se llama «Londres 38, sobre Pinochet en Inglaterra y un nazi en la Patagonia».En ella explora la relación entre el exdictador chileno y Walter Rauff, un exjerarca de las SS alemanas que encontró refugio en Punta Arenas, en el sur de Chile.
Esta entrevista con BBC Mundo en el marco del Hay Festival Querétaro que tiene lugar entre el 5 y 8 de septiembre, explica qué lo llevó a escribir sobre estos dos personajes y cómo en esta historia se mezclan también el genocidio en la Patagonia de los selknam (también conocidos como onas), la opresión de los colonizadores europeos y una flecha que terminó en un oscuro almacén del Museo Británico.
Más de 25 años después de su arresto en Londres, has decidido escribir sobre Pinochet y sobre su relación con Walter Rauff, un jerarca nazi que escapó a Sudamérica. La figura del exdictador es más que conocida, pero ¿quién era Rauff?
Él era un marino de la armada alemana que se unió al Partido Nazi en 1938 y se volvió un oficial de las SS.
En 1941, en Berlín, estuvo a cargo de diseñar y operar las cámaras de gas rodantes, que fueron usadas para matar a cientos de miles de personas en los territorios ocupados por los nazis en el centro y el este de Europa.
Luego de la derrota alemana en 1945, lo buscaron pero logró escapar.
Primero huyó a Damasco, en Siria, y luego a Ecuador con su mujer y sus hijos. En ese país, la familia Rauff conoce a una pareja que le sugiere irse a vivir a Chile.
Entonces, en 1958 se mudan y terminan en Punta Arenas, donde él se vuelve el manager de la Pesquera Camelio, que exportaba centolla a Europa.
Todos vivían lejos de la mirada pública hasta que en 1963 los gobiernos occidentales intentan extraditarlo, pero eso fracasa porque el estatuto de limitación determinaba que no se podían juzgar crímenes que habían ocurrido más de 15 años atrás.
Y luego, milagrosamente, en septiembre de 1973 el amigo que le había sugerido en Quito, Ecuador, que se mudara a Chile, lidera un golpe de Estado y se vuelve presidente: Augusto Pinochet.
De eso trata mi próximo libro, que se llama «Londres 38» porque es una dirección en Santiago de Chile donde había un centro clandestino de tortura.
Aunque tu libro se publicará en abril del próximo año, uno puede leer una suerte de adelanto de esta historia en el texto The glass arrowhead («La cabeza de flecha hecha de vidrio») que escribiste para una colección de textos publicada por el Museo Británico, que abrió sus archivos a varios escritores. ¿De dónde surge esta colaboración con el Museo?
Cuando el Museo Británico me pidió una colaboración para esta colección, les dije en un principio que estaba muy ocupado con mi propio libro.
Entonces me propusieron que quizás la colaboración podía estar relacionada con el texto que tenía entre manos en ese momento.
Les pregunté si tenían algo vinculado con Chile, con la Patagonia, con Tierra del Fuego… y su respuesta fue: “Sí, en verdad, tenemos”.
Acto seguido les pedí una lista de todo lo que tuvieran relacionado con ese lugar en el mundo.




