Los primeros días de enero, el país andino vivió el secuestro en vivo de periodistas de televisión a punta de pistola, un fiscal asesinado a tiros, la toma de un hospital, amenazas de bomba y personal penitenciario tomado como rehén por los reclusos después de que un notorio criminal desapareciera de su celda.
El presidente Daniel Noboa declaró el estado de emergencia y le dijo a la BBC que la nación estaba «luchando todos los días para no convertirse en un narcoestado».
Pero ¿cómo se vincula este país en el multimillonario negocio de las drogas que se extiende por todo el mundo?
Ecuador, que alguna vez fue conocido como destino turístico y principal exportador de plátanos del mundo, ahora es descrito como «la supercarretera de la cocaína hacia Estados Unidos y Europa» por InSight Crime, un grupo de expertos con sede en Washington que se especializa en investigar el crimen organizado en América.
Cuando el grupo guerrillero Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) firmó un acuerdo de paz con el gobierno colombiano en 2016, desapareció uno de los actores más importantes del comercio de drogas en la región.
Pero surgieron células disidentes y grupos criminales transnacionales, y con las medidas drásticas que tomaron las fuerzas de seguridad colombianas, las bandas buscaron nuevas rutas para transportar drogas a los mercados extranjeros.
En esta búsqueda, se sintieron atraídas por los puertos de la costa del Pacífico de Ecuador, como Guayaquil.
El país es ahora un importante corredor de distribución: la cocaína sale del país por barco y avión, a veces pasada de contrabando en contenedores de plátanos, con destino a los mercados de Estados Unidos y Europa.
Las bandas ecuatorianas también han desarrollado vínculos más estrechos con los narcotraficantes en otros países como México.
A medida que las bandas se volvieron más poderosas, la tasa de homicidios en Ecuador se cuadruplicó entre 2016 y 2022, según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC).
Las estadísticas gubernamentales también muestran que en los primeros seis meses de 2023, la policía de Ecuador arrestó a más de 1.300 adolescentes de entre 12 y 17 años bajo sospecha de delitos como asesinato, tráfico de drogas y posesión de armas de fuego.
Las autoridades dicen que abandonaron la escuela para unirse a las infames bandas.




