Apenas el sol comenzaba a asomarse entre la ciudad cuando la tragedia llegó a la vía nacional que conecta Acacías con Villavicencio. Fue a la altura del colegio León XIII donde se registró un accidente que le arrebató la vida a Miguel Antonio Gutiérrez Baquero, un hombre de 63 años que, pedaleaba en su bicicleta.
Hechos
Según testigos, Miguel fue arrollado por un vehículo que no se detuvo, ni para auxiliarlo ni para responder. No hubo freno, ni luces de emergencia. Nada. Solo el silencio en una vía que minutos después comenzó a llenarse de curiosos, de trabajadores que se dirigían contra reloj a sus labores, y que se toparon con una imagen que aún les cuesta borrar, el cuerpo de Miguel tendido sobre el asfalto, mientras la sangre dibujaba líneas en el pavimento.
No había ningún carro. Ningún conductor. Solo una cava de icopor, de esas que se usan para guardar medicamentos. La llevaba consigo, porque ese día Miguel tenía al parecer una cita médica. Iba a reclamar su insulina. Dentro de sus cosas fue encontrada una fórmula médica que no solo confirmó su destino, sino que permitió identificarlo cuando aún no se sabía quién era ese hombre tendido en el pavimento. Iba y venía por ella sin fallar, por él y por su madre, una mujer mayor, quien, al parecer, se encuentra postrada y estaba a su cargo, esperándolo quizás con la esperanza de que todo seguiría como siempre. Pero Miguel no volvió.
