¿Lo mató un policía?

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Una profunda consternación embarga a la comunidad tras el hallazgo del cuerpo sin vida de Edgar Alejandro Agudelo Monsalve, un joven de 17 años de nacionalidad venezolana, quien había sido reportado como desaparecido. El cadáver fue encontrado en aguas del río Guatiquía, en el sector conocido como Caños Negros, un lugar señalado frecuentemente como punto de disposición de cuerpos por parte de grupos al margen de la ley.
El hallazgo se produjo tras varios días de búsqueda por parte de la familia de Edgar Alejandro, quienes habían denunciado su desaparición ante las autoridades. El cuerpo presentaba un impacto de bala en la cabeza, según información extraoficial.

Lady Monsalve, madre del joven, relató que la última vez que vio a su hijo fue el sábado anterior, cuando se despidieron con la intención de encontrarse más tarde en casa. Según su testimonio, Edgar iba acompañado de su hermano mayor cuando, al pasar por la estación de gasolina en el sector de Lote Rosado, fueron interceptados por un uniformado. Ante el llamado del policía, los jóvenes huyeron por temor. La versión de la madre y del hermano indica que el uniformado habría perseguido a Edgar y le habría disparado mientras el joven intentaba escapar cruzando un caño.

“Él se tiró al caño por miedo, porque siempre los hostigaban, les quitaban la plata, los humillaban”, denunció la madre. Testigos del sector, incluidos habitantes de calle, afirman haber visto al policía disparar hacia el caño mientras el joven se encontraba dentro del agua. Días después, el cuerpo fue encontrado en estado de descomposición.

Las autoridades han iniciado una investigación. La Policía Metropolitana de Villavicencio y la Fiscalía General de la Nación asumieron el caso. El cuerpo fue trasladado a Medicina Legal, donde se realizarán los análisis forenses para confirmar la identidad y establecer con claridad la causa de muerte.

Este hecho ha reavivado el debate sobre la situación de cientos de jóvenes migrantes venezolanos en Colombia, quienes, en medio de condiciones de vulnerabilidad, se enfrentan a escenarios de exclusión, xenofobia y violencia. La familia de Edgar exige justicia y responsabiliza directamente a la Policía por lo sucedido.

“Mi hijo no era un delincuente, me ayudaba a trabajar, vendíamos plátanos en la plaza”, expresó entre lágrimas Lady Monsalve. “No merecía morir así. Que el alcalde, la gobernadora, el país, se enteren. Que se investigue a fondo y se haga justicia”.


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