BRUTAL ASESINATO DE COMUNERA

A la lideresa Sandra Lorena Anacona le propinaron alrededor de 16 impactos con arma de fuego.
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El tranquilo paisaje de la vereda El Patico en el municipio de La Plata, Huila, se vio ensombrecido por un acto atroz: el asesinato de Sandra Lorena Anacona. Una destacada líder indígena. A sus 42 años, Sandra representaba no solo a su comunidad en el resguardo de Canoas, en Santander de Quilichao. Sino también el espíritu de lucha y resistencia de los pueblos originarios de Colombia.

El hecho

Hace algunos días, las comunidades aborígenes se encontraban en alerta por la misteriosa desaparición de esta mujer. Defensora de los derechos humanos y que trabajaba arduamente por el reconocimiento de los mismos en toda la población civil, especialmente, en su comunidad.

El hallazgo de su cuerpo sin vida en la vía pública con múltiples heridas de arma de fuego ha conmocionado a toda la región. De acuerdo a las versiones de residentes aledaños al lugar del crimen. Sandra habría recibido un total de 16 impactos de bala, un acto de violencia desproporcionada y brutal que ha dejado consternada a la población.

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EL reconocimiento

Con apoyo de una empresa funeraria de la región, autoridades judiciales hicieron la inspección y levantamiento del cadáver. Que trasladaron a la morgue en La Plata y desde donde será remitido al municipio de Santander de Quilichao para las exequias correspondientes.

Sandra no era solo una líder reconocida en su comunidad; era una voz valiente que participaba activamente en movilizaciones, juntas directivas y asambleas comunitarias. Su compromiso con la causa indígena y su lucha por los derechos de su pueblo eran evidentes en cada paso que daba. Sin embargo, su activismo la puso en la mira de aquellos que buscan sembrar el miedo y la división en las comunidades indígenas.

El terror

La trágica muerte de esta activista no es un hecho aislado. Se suma a una serie de asesinatos de líderes y lideresas indígenas en Colombia. Un fenómeno que ha levantado preocupaciones sobre la seguridad y la protección de aquellos que defienden los derechos humanos y territoriales de las comunidades ancestrales. El caso de Sandra se une al de otros líderes, como la mayora Carmelina Yule Paví de Ascué, cuya vida también fue arrebatada en circunstancias similares.

La muerte de esta dirigente social deja un vacío irremplazable en el movimiento indígena de Colombia. Su legado de valentía y compromiso debe ser recordado y honrado y su sacrificio debe servir como un llamado de atención. Sobre la urgente necesidad de paz y justicia en las regiones afectadas por la violencia y el conflicto armado.

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Pie de foto: Sandra Lorena Anacona, asesinada.


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