Después de 18 días de angustia e incertidumbre, Lyan Hortúa, un niño que había sido retenido por disidencias de las FARC, fue liberado y regresó con su familia. La entrega se realizó gracias a la mediación de una comisión humanitaria conformada por organismos defensores de derechos humanos.
El menor, cuyo caso generó una fuerte reacción en la opinión pública regional y nacional, se encontraba en poder de un grupo armado ilegal en el departamento del Cauca. Su desaparición había sido denunciada desde el primer momento por sus familiares, quienes lideraron jornadas de búsqueda y visibilización.
“Recuperamos a Lyan con vida y ese es el mayor alivio que puede tener una madre. Pero esto no puede volver a pasar. Hay muchos niños en peligro”, expresó su madre, entre lágrimas, al recibirlo en un lugar seguro del departamento.
Las autoridades confirmaron que el menor fue sometido a una revisión médica, en la que se estableció que su estado de salud es estable. Sin embargo, se mantiene el acompañamiento psicosocial a su familia y se ha abierto una investigación para identificar plenamente a los responsables del secuestro.
El caso de Lyan Hortúa vuelve a poner sobre la mesa la preocupante situación de seguridad en varias zonas del Cauca, donde menores de edad siguen siendo vulnerables a los efectos del conflicto armado y la presencia de actores ilegales.
Organizaciones sociales y líderes regionales exigieron garantías de no repetición y mayor presencia del Estado en los territorios rurales, donde la infancia continúa expuesta a riesgos como el reclutamiento forzado, desplazamientos y violencia.




