Escarle Arteaga fue golpeada brutalmente por el un hombre, en estado de alteración.
Según el relato de Arteaga, quien se desempeña como mesera en el restaurante, la disputa escaló rápidamente y desembocó en un acto de violencia desmedida por parte del individuo involucrado. La agresión dejó a la víctima con una fractura en la nariz, requiriendo atención médica inmediata en un centro asistencial.
Las autoridades respondieron con prontitud y detuvieron al presunto agresor por las lesiones infligidas. Sin embargo, desconcierto e indignación se apoderaron de la comunidad cuando, inexplicablemente, en la mañana del miércoles, el agresor fue liberado. Esta decisión ha generado preocupación sobre la impunidad que podría rodear este caso.
Escarle Arteaga, en medio del dolor físico y la consternación emocional, hace un llamado urgente a las autoridades para que se garantice justicia en su caso. La liberación del agresor ha encendido las alarmas sobre la eficacia del sistema judicial y la protección de las víctimas de violencia. La comunidad del barrio Murillo Toro se une en solidaridad con Arteaga y exige que este acto de intolerancia no quede impune. La seguridad y el bienestar de los ciudadanos deben ser prioritarios en la actuación de las autoridades.
Este incidente sirve como un recordatorio contundente de la necesidad de promover la tolerancia y el respeto en la sociedad. La violencia no puede ser tolerada ni justificada en ningún contexto, y es responsabilidad de todos trabajar juntos para erradicarla. Las organizaciones defensoras de los derechos humanos y de las mujeres han manifestado su preocupación por la aparente fragilidad del sistema judicial en casos de violencia de género. Urden acciones para garantizar que este tipo de incidentes sean tratados con la seriedad y la diligencia que merecen.
