Una grave denuncia salpica al exconcejal de Neiva, presuntas acusaciones de abuso de confianza
Dayro es un hombre del pueblo, trabajador informal de estrato uno, que en medio de la pandemia decidió emprender un negocio de venta de alimentos a domicilio. Con esfuerzo, sacrificio y jornadas de hasta 14 horas diarias, logró reunir 70 millones de pesos con la ilusión de cumplir el sueño de toda su familia: tener una vivienda propia.
Cada día, Dayro madrugaba a la Central de Abastos a comprar víveres, ayudaba a su esposa a preparar los alimentos y repartía almuerzos en distintos sectores de la ciudad. Su emprendimiento era modesto pero constante, y logró ganar la confianza de clientes y vecinos. Con el tiempo, ahorró peso a peso, incluso solicitando préstamos blandos, con la esperanza de establecer una sede física de su negocio y, más adelante, adquirir una vivienda digna.
En su búsqueda de oportunidades, Dayro confió en el exconcejal Amin Lozada, a quien conoció en el ejercicio de su actividad comercial. Según el relato, Lozada le aseguró tener acceso privilegiado a proyectos de vivienda y se comprometió a ayudarle con las escrituras de una propiedad, gestionando todo el proceso a través de conocidos en municipios como Rivera, Campoalegre y Chaparral. Dayro, motivado por la esperanza y la supuesta cercanía con el exfuncionario, decidió confiar en él completamente.
La promesa incumplida
Convencido por las palabras de Lozada, Dayro entregó los 70 millones de pesos con la esperanza de ver concretado el sueño de su familia. No obstante, con el paso de los días y sin noticias claras sobre la adquisición del inmueble, comenzaron las dudas. Las promesas de Lozada se diluyeron, los mensajes dejaron de responderse y los contactos mencionados nunca dieron la cara.
Hoy, varios meses después, Dayro no tiene ni el dinero ni las escrituras prometidas. Mientras tanto, Amin Lozada continúa exhibiendo un estilo de vida lujoso, movilizándose en vehículos de alta gama y con un entorno social privilegiado. Esta diferencia abismal entre la realidad del denunciante y del acusado ha encendido el debate público y el rechazo ciudadano.
Llamado a la justicia
El caso genera reacciones en la opinión pública y ha sido expuesto en medios locales como Alfa Estéreo. Se pide no solo justicia legal, sino una censura moral contra quienes se aprovechan de las necesidades de los más vulnerables. El personero de Neiva y algunas veedurías ciudadanas ya se han pronunciado solicitando que la Fiscalía General de la Nación actúe de manera urgente y prioritaria frente a este tipo de denuncias.
La historia de Dayro es una alerta sobre la urgencia de vigilar el actuar de figuras públicas, incluso tras dejar cargos de elección popular. También evidencia el vacío de control que permite que, en nombre de la política, se cometan abusos contra la buena fe de ciudadanos que solo buscan mejorar su calidad de vida.

