Latinoamérica vive un momento decisivo en su historia energética. La región ha superado por primera vez los 120.000 millones de dólares en inversiones sostenibles durante 2025, según informes preliminares de organizaciones internacionales del sector. El aumento responde al creciente interés de los gobiernos y empresas privadas en acelerar la transición hacia fuentes limpias, modernizar sus infraestructuras y reducir su dependencia de los combustibles fósiles.
Un impulso regional encabezado por Brasil, Chile y Colombia
Brasil continúa liderando la inversión en energías renovables, especialmente en energía solar y eólica, con la instalación de nuevos parques en el nordeste del país. Chile, por su parte, se ha posicionado como uno de los principales productores de hidrógeno verde, gracias a su desarrollo tecnológico y las condiciones geográficas del desierto de Atacama.
Colombia también destaca con un avance significativo. El país ha duplicado su capacidad instalada de energía solar en los últimos dieciocho meses, impulsado por nuevos proyectos en los departamentos de La Guajira, Cesar y Meta. Además, el Gobierno ha anunciado incentivos para atraer más inversionistas internacionales.
El hidrógeno verde se convierte en protagonista
Uno de los grandes protagonistas de este año es el hidrógeno verde, considerado el combustible del futuro. Empresas europeas y asiáticas han firmado acuerdos con varios países latinoamericanos para desarrollar plantas de producción y exportación. Especialistas aseguran que la región podría convertirse en un actor clave en el mercado global debido a su potencial energético y a sus costos operativos relativamente bajos.
Impacto económico: más empleos y crecimiento tecnológico
El crecimiento del sector ha generado más de 650.000 nuevos empleos en áreas como ingeniería, construcción, mantenimiento y transporte especializado. Además, universidades y centros de investigación han fortalecido sus programas relacionados con energías limpias, impulsando la innovación científica en la región.
La digitalización también juega un papel clave. Sistemas de monitoreo inteligente, redes eléctricas modernizadas y aplicaciones para la gestión del consumo energético están transformando la forma en que hogares y empresas utilizan la electricidad.
Retos pendientes: infraestructura y regulaciones
A pesar del avance, los analistas advierten que aún existen desafíos importantes. Muchos países requieren mejorar su infraestructura eléctrica para evitar pérdidas en la transmisión. Asimismo, la falta de claridad en algunas regulaciones frena inversiones a largo plazo.
De igual forma, la dependencia de minerales estratégicos como el litio —fundamental para la fabricación de baterías— obliga a la región a equilibrar su explotación con políticas de protección ambiental.
Un panorama prometedor para los próximos años
Expertos prevén que la inversión en energías limpias en Latinoamérica crecerá entre un 15 % y un 20 % anual hasta 2030. De mantenerse esta tendencia, la región podría posicionarse como uno de los principales mercados energéticos del mundo, atrayendo más capital extranjero y consolidando una economía más sostenible.
La transición energética ya no es un proyecto futuro, sino una realidad que transforma la región y redefine su papel global. Para muchos, 2025 será recordado como el año en que Latinoamérica dio el salto definitivo hacia la energía del mañana.



