La Franja de Gaza vivió este sábado una nueva jornada de violencia pese al acuerdo de alto al fuego vigente desde octubre. La Defensa Civil del territorio reportó 21 personas fallecidas y 54 heridas tras una serie de ataques israelíes dirigidos —según el Ejército— contra infraestructura y miembros de Hamás.
Israel justificó los bombardeos argumentando que actuó en respuesta al ataque de un “terrorista armado” que habría irrumpido en territorio bajo control israelí. En un comunicado, la oficina del primer ministro Benjamin Netanyahu afirmó que cinco “militantes de alto rango” del movimiento islamista fueron eliminados durante la operación, acusando a Hamás de haber roto nuevamente la tregua.
Hamás, por su parte, sostuvo que Israel lleva días incumpliendo los términos del acuerdo y denunció que las nuevas incursiones buscan expandir el control militar israelí dentro del enclave. El grupo señaló que Tel Aviv “utiliza pretextos” para extender sus operaciones y forzar cambios territoriales en medio de la tregua.
La tensión no se limita a Gaza. De manera paralela, el Ejército israelí anunció ataques adicionales contra posiciones de Hezbolá en el sur del Líbano, pese a la tregua acordada con el movimiento respaldado por Irán. Israel acusa a Hezbolá de intentar reforzar su arsenal durante el cese de hostilidades.
Con cada enfrentamiento, la estabilidad de la tregua se vuelve más incierta. Las víctimas civiles continúan en aumento, mientras la comunidad internacional teme que la violencia acumulada termine por desatar un nuevo ciclo de conflicto abierto en la región.



