En el imaginario colectivo, los créditos suelen percibirse como una carga financiera con efectos negativos, pero los expertos recuerdan que no todas las deudas son malas, pues algunas pueden convertirse en aliados estratégicos para alcanzar metas y sueños. La clave radica en identificar con claridad el propósito de los recursos y administrarlos de forma responsable para evitar riesgos a futuro.
Fabio Chavarro, gerente corporativo del Grupo Juriscoop, aseguró que “conocer cómo usar de manera correcta un crédito nos permitirá conseguir metas y sueños, además de acercar a las personas a sus objetivos”. Desde su visión, la educación financiera y el acompañamiento de las entidades son piezas esenciales para transformar la percepción sobre los préstamos.
Diferencias entre deudas buenas y malas
Una “buena deuda” corresponde a un crédito que permite generar ingresos o incrementar el patrimonio personal. Ejemplos de este tipo de endeudamiento son la compra de vivienda que puede revalorizarse, la inversión en un negocio que genere rentabilidad o el financiamiento de estudios que aumenten la competitividad laboral y abran puertas a mejores salarios.
Por otro lado, una “mala deuda” se refiere a aquellos préstamos destinados a cubrir gastos que no producen retorno, como consumos innecesarios, celebraciones costosas o compras que no aportan a la estabilidad financiera. Los expertos insisten en que las deudas malas suelen desestabilizar la economía personal y generar riesgos de sobreendeudamiento.
Claves para una buena salud financiera
Los especialistas en finanzas personales subrayan que la planeación es el factor decisivo para evitar que los créditos se conviertan en un problema. Recomiendan elaborar presupuestos realistas que tengan en cuenta ingresos, alimentación, ahorro y gastos variables, con el fin de garantizar un manejo responsable de los recursos.
Asimismo, recalcan que los presupuestos rígidos o poco realistas solo generan frustración. Por eso, la mejor estrategia es ser sincero con los ingresos y gastos, ajustar hábitos de consumo cuando sea necesario y revisar constantemente el plan financiero. Mantener esta disciplina es lo que asegura una verdadera salud económica y evita que una deuda buena se convierta en un problema a largo plazo.
